How to with John Wilson, lo mundano y lo extraordinario

Cuando John Wilson habla acerca de la serie que dirige para HBO, How To with John Wilson, le cuesta encontrar las palabras exactas para describirla: “Es como una suerte de memoria/ ensayo, y se lleva a cabo en Nueva York”.  Sí, suena como una descripción vaga, pero acertada, aunque no le hace justicia al enigma detrás de la serie: How To with John Wilson es probablemente uno de los más interesantes y audaces archivos documentales de los hábitos humanos, una antología que convierte lo mundano en extraordinario. Es una serie atípica no sólo para HBO, sino a toda la estructura documental a la cual estamos acostumbrados (o quizás un poco obsesionados) últimamente. Wilson no tiene interés en documentar la realidad, sino la filosofía que yace detrás de la cotidianidad. 

En How To With John Wilson, cada episodio comienza con una premisa aparentemente banal: ¿Cómo recordar tus sueños? ¿Cómo encontrar un puesto para estacionar? ¿Cómo cocinar el risotto perfecto? ¿Cómo botar tus baterías? Wilson usa cada pregunta para embarcarse en una exploración autobiográfica, las responde y las lleva más allá. La dificultad para botar las baterías se asemeja a la contrariedad que nos genera desprendernos de una relación disfuncional, la mejor manera de recordar los sueños es llevándolos a cabo, y hacer un plato delicioso nos ayuda a entender el cariño que tenemos por los demás.

Wilson es un cineasta peculiar. Después de graduarse de la universidad, trabajó editando videos para un detective privado, una experiencia que marcó su naturaleza observacional, y quizás el origen de su interés por las personas extrañas y la vida cotidiana.  En 2015, acompañó a David Byrne para documentar su gira y al año siguiente, hizo un documental sobre el Festival de Cine de Sundance. También ha dirigido infocomerciales, los cuales referencia constantemente, como si buscara comparar la simpleza de la realidad con la imagen edulcorada de la publicidad. Estos trabajos llamaron la atención del comediante y escritor canadiense Nathan Fielder, y los dos eventualmente comenzaron a colaborar después de conocerse en 2018. La carrera de Wilson cuenta con otros trabajos cinematográficos, pequeños proyectos sin guión, sin presupuesto y sin éxito. 

Al igual que su carrera artística, John Wilson es una persona demasiado extraña, socialmente incómoda e introvertida como para que su serie documental tenga un resultado convencional. Sin embargo, Wilson tiene el don de la conversación. Le gusta hablar con las personas y a las personas le gusta hablar con él. Este talento ha devenido en que How to with John Wilson sea una catálogo de personajes extraordinarios e insólitos de Nueva York: el joven catador de comida de guerra vencida, la casera anciana que sueña con vivir en Las Vegas, una convención de fans de Avatar, un activista que lucha en contra de la circuncisión, el extravagante CEO de las bebidas energéticas Bang. Su talento para la conversación con estos singulares personajes es quizás su capacidad más envidiable: ¿qué periodista o documentalista no dedica su vida a cultivar herramientas y estrategias para conectar con otras personas, conocer sus fascinaciones más singulares?

Otro elemento mágico de How to with John Wilson es la versatilidad y la magnitud del archivo visual con el que juega, como si su trabajo se asemejara más al de un collage que al de un documental. Cuando hablamos del arte del archivo nos referimos a una oda a repetición, a archivar y catalogar momentos a través de principios propios, que cuestionan la misma naturaleza de cada catalogación. Cada episodio está hilado a partir de breves videos de personas, paisajes, detalles de la ciudad, lugares y accidentes. Wilson tiene un ojo asombroso para la ironía y la metáfora, y sabe cómo convertir un juego de palabras en un viaje visual y filosófico. En el episodio “Cómo mejorar tu memoria”, Wilson revela su propia ansiedad y neurosis, y muestra cómo durante la última década ha llevado cuadernos que enumeran cada una de sus actividades diarias: la hora a la que despertó, lo que comió en el desayuno, con quién habló, qué le aburrió, qué le asustó: “He pasado años preocupándome por no perder el pasado, pero, cuando leo lo que he escrito, veo que el pasado ha logrado escaparse entre mis dedos de todos modos”, confiesa.  

A lo largo de la segunda temporada, Wilson se sitúa más claramente en el centro de su narrativa. Nos muestra fragmentos de Jingle Berry, su primera película, catalogada por su padre como una de las peores creaciones en la historia del cine; y nos habla de su vida universitaria, marcada por la soledad y su ansia por pertenecer a una comunidad, y su extraña forma de solucionar el problema: enlistándose en un grupo de acapella, que termina en un giro inesperado. 

Fundamentalmente podríamos decir que Wilson aprecia, profundamente, la naturaleza individual de la experiencia, la memoria y la expresión humana. Nueva York es su punto de partida, pero una ciudad nunca lo es realmente sin las personas que viven en ella. Y esa quizás sea la principal razón de ser de How to with John Wilson: la vida se construye desde la singularidad de la humanidad. 

Gabriela Mesones Rojo (Caracas, 1989).

Gabriela Mesones Rojo es escritora, artista visual, poeta y periodista venezolana en Madrid. Autora del libro Paisaje Ulterior. Su Twitter e instagram es @unamujerdecente.

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Posted: April 27, 2022 at 9:15 pm