“Liternatura” y periodismo medioambiental

Hace unas semanas tuve el privilegio de moderar una charla virtual sobre periodismo, comunicación y literatura medioambiental organizada por el Gabinete de Comunicación y Educación de la Universidad Autónoma de Barcelona, con la bióloga y divulgadora científica Odile Rodríguez de la Fuente y el escritor y periodista Gabi Martínez como protagonistas.

Odile, guardiana del gran legado cultural de su padre, el irremplazable Félix Rodríguez de la Fuente, insistía en el hecho de convertir a la divulgación científica y ambiental en un discurso transversal, de masas. Para ello, la otrora periodista de la redacción de National Geographic en Washington D.C., proponía un decálogo del que se desprendían aspectos que conviene recuperar. Uno de ellos era el hecho de desmontar la idea del divulgador como ratón de biblioteca: «La fuerza del relato radica en la experiencia. Hay muchos divulgadores que hablan desde lo leído, pero es muy importante salir, visitar, patear el campo. Conocer a través de lo vivido y no solo desde lo leído y procesado intelectualmente. En las sensaciones, en las emociones y las percepciones se encuentra la autenticidad del relato». No hace falta decir que la lección propuesta en torno a ese punto puede ser perfectamente extrapolable a cualquier cara del periodismo.

La posición más urgente por reivindicar, por motivos que ya todos conocemos, tiene que ver con la batalla ante el discurso que recurre invariablemente a las etiquetas para simplificar los relatos. «En la complejidad están los matices —dijo—. Todos esos matices de gris hacen que un relato se salga de lo ordinario y se convierta en algo extraordinario». Llevo tiempo sosteniendo que me parece muy peligrosa la obsesión de los medios, comunicadores y periodistas por sintetizar fenómenos imposibles de sintetizar. Contar una historia emocionante no tiene nada que ver con simplificar un relato para empatizar con una audiencia que, contrario a lo que se piensa, nunca será homogénea.

Luego le llegó el turno de intervenir a Gabi Martínez, uno de los escritores que más ha hecho por incorporar la naturaleza al discurso literario en España, además de principal promotor y bastión de lo que él mismo ha tenido a bien a llamar Liternatura. El escritor reparaba en el hecho de que existe un gran vínculo entre cultura y naturaleza que puede llegar a cambiar las cosas en la conversación. «La naturaleza —argumentó— se tiene que comunicar de una manera especial: no tanto por el alarmismo y el dato, sino por la emoción».

Martínez —mitificado por sus lectores tras lanzarse a la búsqueda del yeti en Pakistán en Sólo para gigantes y en defensa de la Gran Barrea de Coral australiana en el celebrado En la barrera— ha publicado grandes libros de ficción y no ficción que buscan abordar la relación entre cultura y naturaleza, mezclando géneros como la autoficción, la memoria personal y el periodismo de viajes con las cuestiones medioambientales. Tras haberse embarcado en un viaje por la Siberia extremeña como aprendiz de pastor en Un cambio de verdad, el escritor publica en un par de meses su nuevo libro Delta, un testimonio que nos alerta sobre los desafíos a los que se enfrenta el delta del Ebro.

Al final de su aportación, el también codirector del proyecto Animales Invisibles —en complicidad con el arqueólogo y naturalista barcelonés Jordi Serrallonga— reflexionó sobre la vital importancia de crear redes para promover la escritura medioambiental y despojarla cuanto antes de su —inmerecida— condición marginal: publicaciones, revistas, editoriales, libros, conversatorios, coloquios, foros, talleres.

La conversación al otro lado del Atlántico

En México también hay algunos nombres a los que conviene seguirle la pista. A finales del año pasado, la bióloga y periodista donostiarra Andrea J. Arratibel, el escritor y ensayista Jorge Comensal y el editor Eugenio Fernández Vázquez atendieron el llamado de Revista Purgante para reflexionar en un conversatorio sobre el periodismo medioambiental; en el que destacaron, entre muchas otras cosas, la importancia de incorporar, siguiendo el camino del feminismo, el medioambiente al discurso general y la necesidad de contar más y mejores historias de vida para acercar a lectores tradicionalmente indiferentes.

Por fortuna tenemos el privilegio de poder estar al tanto de su brillante trabajo de manera periódica: Andrea J. Arratibel, desde su trinchera en Gatopardo, El País y Este País, como una de las voces más activas y comprometidas con la democratización de los textos de largo aliento en clave medioambiental; Jorge Comensal en formato de novela y desde su nueva tribuna divulgativa y periodística en El País; y Eugenio Fernández Vázquez como columnista en Pie de Página y responsable de la irrupción La Cigarra Editorial, una casa independiente especializada en textos de reflexión, periodismo e historia.

Todavía falta mucho por hacer, pero sería irresponsable ignorar todos los esfuerzos tan dignos e inspiradores que tenemos al alcance para trastocar el discurso sobre la manera en que se aborda la cuestión medioambiental en los medios tradicionales y emergentes. Ya no queda tiempo que perder.

Ricardo López Si  es coautor de la revista literaria  La Marrakech de Juan Goytisolo  y el libro de relatos  Viaje a la Madre Tierra. Columnista en el diario  ContraRéplica  y editor de la  revista Purgante . Estudió una maestría en Periodismo de Viajes en la Universidad Autónoma de Barcelona y formó parte de la expedición  Tahina-Can Irán 2019 . Su twitter es @Ricardo_LoSi

Posted: August 23, 2023 at 7:40 pm