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A conspirar
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A conspirar

Pablo Majluf

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Si un extranjero que jamás ha venido a México y no tiene idea de qué se trata me preguntara sobre el país —su origen, la formación de mitos y creencias, su historia, su relación con la divinidad y las cosas, el papel de los distintos actores e ideas, la política, incluso el modo de ser de los mexicanos, en fin, eso que llamamos cultura y civilización— yo le resumiría el nuevo libro de Macario Schettino: Conspiraciones.

No es un libro de textura fácil, sobre todo en la primera mitad, porque contiene muchos nombres y fechas. Pero lo importante y trascendente son sus hipótesis. En el resumen para ese extranjero, terminaría dándome cuenta de que, en realidad, es un libro para los propios mexicanos —yo incluido—, que desconocemos las fuerzas que operan en nosotros y que explican, en gran medida, lo que vemos y hacemos, habiendo sido continuamente engañados por la historia oficial y la educación sentimental.

Algo que se debería saber de entrada, por ejemplo, es que no podemos entendernos sin eso que hoy llamamos España, por más berrinches y contorsiones que haga la demagogia actual, movida más por la mala entraña y la ignorancia. Y digo que “hoy llamamos” porque, en el encontronazo que nos dio vida, España era más bien una colección de reinos desperdigados, sin más aglutinante que una muy peculiar versión del catolicismo. Y esa versión que vino se topó con otra, igualmente singular, de politeísmo —varios miles de años previa— sin la cual tampoco podríamos comprendernos.

La mezcla, la fusión, la síntesis, nos dio vida. Porque consistió no en la subyugación de mitos —como hicieron otros imperios y como pretende hacernos creer el populismo contemporáneo— sino en la incorporación de los mismos a otros nuevos, y en el nacimiento de una civilización original: la mexicana. Que un choque mental de tal magnitud no haya producido un auténtico genocidio, sino más bien el nacimiento de un nuevo mito y una cultura, es poco menos que un milagro. Y es, quizás, lo único que nos mantiene más o menos unidos.

Otra cosa que habría que saber, ya nacido el nuevo mito, es que no somos una sociedad de individuos, sino de grupos. No una de ciudadanos propiamente dichos —a quienes se juzga por sus acciones individuales— sino de grandes clanes, donde siempre han importado más los estamentos, la pertenencia, la familia extendida, el pueblo y la sangre, que la conducta o la razón.

La particular mitología y organización social que encontraron los españoles, mezclada con la que trajeron, dio lugar a una sociedad predominantemente medieval: un gran cuerpo organizado verticalmente, con Dios a la cabeza y, alrededor, vírgenes y santos que en realidad son pequeños dioses locales incorporados al panteón. Una estructura —irónicamente— bastante piramidal, cuyo espejo en la tierra es el Rey y en torno al cual orbitan los grandes grupos sociales. No sorprende, a partir de ahí, que muchas de nuestras mecánicas actuales provengan de esa raíz, porque la esencia —nos convence Macario— no se ha movido mucho. Seguimos siendo, con vicios y virtudes, esa misma sociedad.

Macario va narrando en orden cronológico la historia de los cinco siglos que lleva ese mito fundacional, desmenuzando exactamente qué pasó y qué estaba pasando en el mundo entonces, para así entender el contexto. Todo, sin embargo, cotejado frente a aquella estructura social esencial. Y digo que no se ha movido mucho porque, a partir de ella, uno puede comprender perfectamente qué papel jugarían los actores del pasado hoy, y viceversa: imaginar qué habrían hecho los actores de hoy en el pasado. Esa estructura social es, pues, un compás. No sólo del libro, sino de México.

Sentí en el trasfondo un poco de esa tradición intelectual “psicologista” que busca descifrar el inconsciente colectivo. Quizá la obra más emblemática de esa línea sea El laberinto de la soledad, y ya Roger Bartra recogió en su antología Anatomía del mexicano muchas hipótesis previas y posteriores. Durante la lectura de Conspiraciones, siempre quise preguntarle a Macario si esa era su intención: si dicha tradición le parece seria y válida, si tiene sustancia y rigor, o si es, como aducen los científicos sociales, problemática. Pero digo que la sentí porque en todo momento pude identificar la raíz profunda de muchas de nuestras actitudes: el desmadre y el relajo, el pleito (aunque en mi opinión ese viene de los árabes, que —aclara Macario— dominaron ocho siglos a España), la corrupción, el “aquí mis chicharrones truenan, cabrones”, la mamacita abnegada, los cuetes, la violencia, las crisis y los tan enumerados complejos.

A medida que avanzaba el libro pensé que las “conspiraciones” del título se referían a los diferentes complots contra los intentos modernizadores; es decir, a las reacciones que los grandes grupos han fabricado para que permaneciera intacta la estructura social a través de los siglos y así mantener sus privilegios. O, como dijera Carlota de Habsburgo: “la nada que se resiste a cambiar”.

Yo, personalmente, creo que sí somos presa de una tensión entre modernidad y premodernidad, y que siempre termina ganando la tradición. Sin embargo, para mi sorpresa, las conspiraciones a las que se refiere Macario son más bien lo contrario: las confabulaciones audaces que empujan hacia el movimiento, pero un movimiento que nunca debe ser impostado. Buena parte de las crisis de nuestra historia —la actual, sin ir muy lejos— proviene de usurpadores que estiraron demasiado la liga. De modo que, muy elegantemente, Macario nos invita a conspirar, sí a mover, pero siendo fieles al compás para que no se desintegre todo. Quien quiera conspirar, entonces, puede empezar leyendo el libro.

 

Pablo MajlufEs autor de Confesiones de un deliberado (Literal Publishing, 2024) entre otros títulos. Es columnista semanal de la revista Etcétera y escribe en Literal, Letras LibresReforma y Juristas UNAM. Expanelista en “La hora de opinar”, de ForoTV, junto con Leo Zuckermann. Asimismo, conduce el podcast Disidencia. Estudió periodismo en el Tecnológico de Monterrey y Comunicación y Cultura en la Universidad de Sydney, Australia. XTwitter: @pablo_majluf

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Posted: November 3, 2025 at 7:28 pm

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