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La pírrica victoria

La pírrica victoria

Juan Jaramillo

Las elecciones del domingo en Ecuador en las que el candidato oficialista Lenin Moreno ganó con algo menos del 2% dejan claro que el llamado socialismo del siglo XXI aun mantiene el control, aunque matizado, en esta nación sudamericana.

Pero si hay que sacar conclusiones se podría vaticinar que el próximo mandatario llegará muy debilitado, con una estela de irregularidades durante el proceso electoral que deslegitiman su triunfo.

De su lado, sin embargo, Moreno y su partido, Alianza País, contarán con una mayoría leve en la Asamblea que podrían servirles para seguir con el control de todos los poderes del Estado, algo que ha caracterizado a la década bajo el mandato de Rafael Correa.

A eso se suma una ley de comunicación que impide la rendición de cuentas de los funcionarios y, en la práctica, abre las puertas de la corrupción.

En los últimos meses, el gobierno de Correa inauguró un sinnúmero de obras y su candidato prometió vivienda y más subsidios. Al mismo tiempo, el Estado maquilló la crisis económica con deuda adquirida con China. El objetivo era ganar como sea, mientras las denuncias de corrupción de altos funcionarios del gobierno aumentaban.

No es fácil lo que le espera a Moreno, que tiene dos alternativas: alargar el círculo vicioso de endeudamiento o sincerar la economía, ninguna de las dos alternativas le garantizan la popularidad que alguna vez tuvo Correa.

El Ecuador actual es muy distinto al del 2007, cuando había altos precios del petróleo, abundantes remesas de migrantes y un dólar débil que favoreció a la economía dolarizada de este país sudamericano. Y hay que reconocerlo: disminuyeron la pobreza y la desigualdad.

Pero el presente es muy distinto: los precios del petróleo bajos y un alto desempleo matizan el rechazo a Correa de casi el 50% de ecuatorianos, sobre todo hartos del estilo autoritario de un presidente que insulta a sus adversarios, con frecuencia apelando a un discurso xenófobo, misógino y hasta racista. Donald Trump, a menudo, parece un calco de Correa.

La sombra del mandatario saliente, que ha dicho que irá a Bélgica luego de su gobierno, será un fantasma permanente en el futuro gobierno de Moreno.

Las elecciones mostraron lo peor de ese Estado de propaganda cultivado por Correa que le permitió mantener un voto cautivo, sobre todo en provincias de la costa donde el voto populista no es fácil de cambiar.

El gobierno confiaba plenamente en ganar las elecciones en una primera vuelta; cuando esto no se dio, movilizó toda su maquinaria estatal, que incluye tres canales de televisión y un “troll center” en las redes sociales en contra del candidato opositor Guillermo Lasso, un candidato conservador que ofrecía empleo y mayor apertura democrática.

La estrategia de campaña sucia dio resultado (con las justas). Moreno será declarado ganador pero dejando muchísimas dudas.

La noche de las elecciones la página de internet del Consejo Nacional Electoral (CNE) estuvo caída por varias horas, para reaparecer con el 92% de los votos contados y declarando ganador al oficialismo.

En redes sociales surgieron videos mostrando actas alteradas y otras denuncias. Hubo vigilias en las sedes de la autoridad electoral en varias ciudades y reclamos de fraude.

Lo que en algo salva al CNE de la duda es la organización independiente Participación Ciudadana, que realizó un conteo rápido y declaró empate técnico (0.6% de ventaja para Moreno sobre Lasso).

No obstante, el hecho de que haya protestas y reclamos en varias ciudades del Ecuador dice mucho sobre la fe en las instituciones ecuatorianas en este momento.

Moreno será declarado ganador de las elecciones pero la actuación del CNE deja desde ya manchada su gestión. José Hernández, un analista del blog de opinión 4pelagatos.com, fue lapidario: “Moreno gana de la única forma que no debió hacerlo: suscitando todas las dudas, dando cuerpo a todas las sospechas de fraude que rondaban en el ambiente y que el CNE se había encargado de sembrar”.

El gobierno no lo admite en este momento, pero esa victoria pírrica le pasará factura, más temprano que tarde.

jaramilloJuan F. Jaramillo (Quito, 1971) es periodista radicado en Dallas. Es editor de noticias locales en Al Día, una publicación en español de The Dallas Morning News. En Ecuador, trabajó en El Comercio y Diario Hoy.

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Posted: April 3, 2017 at 9:53 pm

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