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Cayetana y el demagogo

Cayetana y el demagogo

Sergio Negrete Cárdenas

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Ante su rey desnudo, la única defensa que pudieron esgrimir los más ardientes obradoristas fue apelar a esa demagogia tan excepcionalmente descrita por Álvarez de Toledo: decir que era española y además Marquesa de Casa Grande (título que heredó de su padre). Fue el cierre quizá adecuado al análisis de Cayetana del demagogo de Palacio Nacional.

Se grita cuando duele, y el análisis de Cayetana Álvarez de Toledo sobre el populista Andrés Manuel López Obrador trajo duras reacciones del propio aludido y de la clase política oficialista. En este caso la verdad dolió e incomodó sobremanera.

Una mente brillante e incisiva

La diputada Álvarez de Toledo irrumpió en el escenario nacional con la fuerza de su palabra, en una presentación en el marco del Festival de las Ideas en Puebla. Quizá era poco conocida en México, ahora lo es mucho más, pero es una de las mentes más brillantes e incisivas que desde hace años campean en la política española. Es una intelectual fuera de serie, Doctora en Historia por la Universidad de Oxford, que pasó de los polvorientos archivos a las redacciones periodísticas y de ahí saltó a la política nacional.

En su persona se conjunta la convicción de las ideas, el profundo conocimiento del entorno político y económico (aparte del histórico) y una extraordinaria habilidad en el uso oral y escrito de la palabra. En sus discursos, el pronunciado en Puebla es uno de muchos ejemplos, la profundidad conceptual se mezcla con la claridad de las ideas y el poder del sarcasmo. No se fatiga de propugnar por una mayor libertad para los individuos y de atacar los sectarismos, particularmente el nacionalismo que pretende romper el orden constitucional español para erigir una Cataluña independiente. América Latina no le es ajena sino parte de su persona, al ser también de nacionalidad argentina, país en el que vivió varios años. También es francesa. Como ha dicho, fue ella quien escogió ser española.

El padrino populista

López Obrador fue en Puebla el más reciente blanco del análisis duro y certero de Álvarez de Toledo. Ahí presentó, destacadamente, una definición de populismo que describía perfectamente al tabasqueño y también aplicable a otros demagogos latinoamericanos:

¿Qué es el populismo? Yo suelo decir que es el impúdico culto al pueblo con espurios fines antidemocráticos. Pero ahora se me ocurre una definición mejor: el populista es el presunto político, subrayo lo de presunto, que niega a los ciudadanos su condición de adultos para asumir él, o ella, la condición de padre perpetuo. Bueno, más que de padre, de padrino, a lo Vito Corleone. El populismo es corrosivo para la democracia.

Entre los llamados o emplazamientos que la diputada del Partido Popular hizo a los jóvenes que la escuchaban, hubo un llamado que no podía ser más opuesto a las ideas de AMLO (suponiendo que estas merezcan la categoría de ideas), dada su alergia a la ambición personal por la mejora material y la meritocracia:

Cultiven el mérito, el esfuerzo y la excelencia. Tampoco están de moda… Uno de los fenómenos más nocivos de la última década es la destrucción de la figura del experto, derribado de su pedestal como las estatuas de Colón, de Washington o de Hume… Estamos en la era de la mediocridad. El conocimiento, la experiencia y el mérito, los hechos, la ley y el esfuerzo, los pilares del progreso han sido orillados como si conformaran un canon caduco, el reaccionario mundo de ayer. Lo que importa ahora son mis opiniones y sobre todo mis sentimientos…

No es que el mérito se desprecie, es que se combate con la saña del cruzado. Nunca se había politizado la ignorancia como ahora… No estamos tanto en una guerra cultural como en una guerra contra la cultura. Lo que algunos promueven es un auténtico apocalipsis cognitivo. Creen que cuanto más ignorante sea la gente, más les va a votar a ellos, y quizás, claro, tengan razón. La ignorancia es el combustible del populismo.

Aplicación a las mañaneras

Quizá lo que más dolería a los obradoristas fue el marco conceptual sobre el actuar de los políticos de hoy que presentó la legisladora española, para a continuación aplicarlo a los sermones matutinos que el demagogo presenta desde Palacio Nacional:

Pocos oficios hay más devaluados y denostados que la política, y con motivo. La tónica es la mediocridad cuando no el esperpento. La política contemporánea se ha convertido en un plató (estudio) de televisión en el que proliferan los payasos, los peleles, los patanes y los pendencieros. No hace falta que cite nombres, todos sabemos quiénes son; no andan lejos de aquí. 

Los políticos hemos desprestigiado nuestro oficio en una competencia desquiciada con el populismo, que en realidad no es una forma de hacer política, sino la anti-política, su némesis y principal rival porque se disfraza de política para destruirla desde el interior.

Lo diré con claridad: las mañaneras del presidente Andrés Manuel López Obrador, en las que señala directamente a periodistas, empresarios y rivales políticos, en las que juega perversa y peligrosamente al divide y vencerás. Es fácil detectar a un populista: su fin es el poder absoluto y su medio la polarización.

En realidad el populismo está al alcance de cualquiera. Basta plantearse ante una cámara y enardecer a las masas. Tocar la fibra sentimental, pulsar las bajas pasiones: la envidia, el miedo, el odio, el rencor, denunciar el infierno en la Tierra o prometer el asalto a los cielos. Señalar a un enemigo fácil: la casta, el capitalismo, la oligarquía, Washington, los españoles. Hasta yo podría hacerlo; soy casi tan criolla como AMLO. El populismo, queridos amigos, es el atajo de los mediocres.

El rey desnudo

Pocas veces nadie había expuesto a AMLO en una forma tan contundente y certera.  Ante su rey desnudo, la única defensa que pudieron esgrimir los más ardientes obradoristas fue apelar a esa demagogia tan excepcionalmente descrita por Álvarez de Toledo: decir que era española y además Marquesa de Casa Fuerte (título que heredó de su padre). Fue el cierre quizá adecuado al análisis de Cayetana del demagogo de Palacio Nacional.

 

 

Sergio Negrete Cárdenas. Profesor de Tiempo Completo en la Escuela de Negocios del ITESO. Trabajó en el Fondo Monetario Internacional. Profesor en varias universidades de España y México, destacadamente la Universidad Pompeu Fabra y la Escuela Superior de Comercio Internacional, en Barcelona, la UNAM y la Escuela de Periodismo Carlos Septién en la Ciudad de México. Doctor en Economía y Maestría en Economía Internacional por la Universidad de Essex. Diplomado en Política Exterior de Estados Unidos por la Universidad de Maryland. Licenciado en Economía por el ITAM y en Ciencias de la Comunicación por la UNAM. Twitter: @econokafka

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Posted: March 16, 2024 at 7:17 am

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