La pinza autoritaria se cierra
Sergio Negrete Cárdenas
La muerte de la democracia, en ese sentido, no ha sido ni será nunca anunciada. Lo que tampoco se proclamará es el regreso de lo que Mario Vargas Llosa denominó hace tantos años como la “dictadura perfecta” del PRI. Y lo era, precisamente, porque no lo parecía a primera vista. Era una farsa, tanto como la elección del poder judicial.
Como decía José López Portillo, el candidato único a la presidencia en 1976, “con que vote por mi Doña Cuquita (su madre) sería suficiente para que ganara la presidencia”. El aficionado al boxeo, entre muchas actividades físicas, pasó los meses de campaña haciendo rounds de sombra. De la misma manera, bastaría con un voto para continuar con la destrucción del Poder Judicial. Mientras tanto, hay una campaña que es igualmente una farsa. Cualquier mexicano que se ponga a rellenar las coloridas boletas será el equivalente de Doña Cuquita Pacheco.
Ilusión, ingenuidad o inercia democrática
México ya no es una democracia, como tampoco lo era en 1976. Dicha etapa duró como máximo 30 años, suponiendo que esta se inició con la elección de 1994. Veintisiete si se considera que realmente fue en la correspondiente a 1997, cuando el PRI perdió la mayoría en la Cámara de Diputados, o 24 años cuando perdió la presidencia. El inicio de esa breve era puede debatirse, más no el final, que llegó a partir de la elección de junio 2024. La pinza autoritaria comenzó a cerrarse cuando Morena y sus satélites se allegaron, atormentando la ley, una clara sobrerepresentación legislativa, a lo que siguió hacerse de los votos que les faltaban para tener la mayoría calificada gracias a la compra, cooptación o amenazas de ciertos legisladores de la oposición.
Es quizá natural que millones de mexicanos sigan pensando que siguen viviendo, como en décadas recientes, en un país democrático. Muchos, además, la dan por sentado porque no recuerdan o simplemente no vivieron en la era del priato absoluto. Muchos tienen como el primer Presidente en su memoria a Vicente Fox, quizá a Ernesto Zedillo. Esa inercia los lleva a creer que todavía el cuerpo democrático mantiene algo de vida. Tanto que incluso llaman a votar en la elección para jueces y ministros. No entienden que no se trata de un ritual democrático, sino de una farsa instituida por un régimen autoritario. No se asiste a una fiesta democrática sino a un velorio en que el cuerpo está ya en estado de putrefacción dentro del ataúd.
El ilusionismo democrático es una estrategia habitual en muchos regímenes que distan de serlo. Dictaduras estrictas pueden tener elecciones, algo muy diferente es que los ciudadanos puedan realmente escoger entre diversas opciones o que los sufragios realmente sean contados como tendría que ser. Quizá el ilusionismo engaña a muy pocos, pero la fachada es muchas veces irresistible para el dictador de turno.
Una muerte no anunciada
La destrucción que sigue no trajo consigo una proclama del cambio de régimen. Los numerosos cambios constitucionales aprobados en meses recientes ahí están como la evidencia más contundente, pero el gobierno que encabeza Claudia Sheinbaum no lo presenta como su obra, como de hecho no lo es. Se trata de una continuación del sexenio obradorista, solo que de una magnitud que ni el propio tabasqueño habría soñado, con una aplastante mayoría legislativa que solo pudo disfrutar por un mes.
La muerte de la democracia, en ese sentido, no ha sido ni será nunca anunciada. Lo que tampoco se proclamará es el regreso de lo que Mario Vargas Llosa denominó hace tantos años como la “dictadura perfecta” del PRI. Y lo era, precisamente, porque no lo parecía a primera vista. Era una farsa, tanto como la elección del poder judicial.
Una farsa multifacética
Una farsa con muchos rostros. Lo es de fondo, dado que los juzgadores no son, por definición no pueden ser, representantes populares. La técnica jurídica no debe doblegarse ante lo que aparentemente desean las mayorías, que en todo caso cuentan con el Poder Legislativo para modificar las leyes. Otro farsa de fondo es que destruye el Poder Judicial como un poder autónomo, poniéndolo a la orden del Ejecutivo, que a su vez ya controla al Congreso. La pinza autoritaria se cierra todavía más.
Pero además está la farsa de la forma, esto es, la forma en que se determinaron los candidatos que aparecen en las coloridas boletas. La prisa rara vez es buena consejera cuando se gobierna, pero los legisladores del bloque mayoritario ciertamente se esmeraron en aprobar los nombres al vapor, tanto así que trataron en semanas recientes de anular algunas de sus propios seleccionados por presuntas ligas con el crimen organizado. No hacía falta, pero un elemento más que desnudó otra farsa: se supone que la destrucción del Poder Judicial era para limpiar un aparato corrupto, y resulta que el nuevo probablemente lo será mucho más. A esto se agregó que el Poder Judicial no se avino a participar en el circo, y fue rápidamente sustituido por una tómbola.
El cierre de oro de la farsa se plasma en las boletas, en las que se supone que ciudadanos deberán informadamente elegir entre 3,422 candidatos para 881 cargos. Los acordeones que circulan a granel no son solo una muestra de inducción al voto, sino reflejo de la imposibilidad de sufragar con un conocimiento al menos medianamente detallado sobre los candidatos. Una elección en que elegir con criterio es una imposibilidad práctica. Pero quizá ello no será importante si, como se hacía en el priato, la voluntad popular es pervertida por medio del fraude, porque la credibilidad del Instituto Nacional Electoral como árbitro y garante de las elecciones hace meses que falleció también, aplastado por esa pinza autoritaria.
Sergio Negrete Cárdenas. Profesor del ITAM y autor del libro De AMLO a Sheinbaum: decadencia económica y conquista política que continuará“. Trabajó en el Fondo Monetario Internacional. Profesor en varias universidades de España y México, destacadamente la Universidad Pompeu Fabra y la Escuela Superior de Comercio Internacional, en Barcelona, la UNAM y la Escuela de Periodismo Carlos Septién en la Ciudad de México. Doctor en Economía y Maestría en Economía Internacional por la Universidad de Essex. Diplomado en Política Exterior de Estados Unidos por la Universidad de Maryland. Licenciado en Economía por el ITAM y en Ciencias de la Comunicación por la UNAM. Twitter: @econokafka
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Posted: May 29, 2025 at 6:29 am
Su presunto análisis está lleno de lugares comunes que la oposición lanza diariamente al actual gobierno; si a usted le parece que “se cierra la pinza” autoritaria, pues es su visión y su interpretación de la realidad que cada mexicano vivimos en nuestro país. No a todos los mexicanos nos alcanza la memoria desde Zedillo o desde Fox, en mi caso, me alcanza hasta Echeverría, y lo que estamos viviendo jamás se parecerá a ese periodo, en principio, porque son cincuenta años de distancia y, en segundo lugar, porque hay cada vez más, ciudadanos que se involucran y que tratan de entender lo que ocurre en nuestro país. Es todo, saludos
Totalmente sesgado su análisis. Evidentemente abrevado en sus filias y fobias políticas, y completamente alejado de la deontología de la materia en la que usted está doctorado. Retomar la muy manida sobre representación legislativa , es una más de las falacias que como mantra la muy disminuida y pobre oposición de nuestro país , repite se nauseam esperando que la repetición le otorgue un mínimo grado de realidad .
Es lamentable que sean ustedes quienes tengan el micrófono o la pluma para propalar propaganda antimexicana .