Entrevista a Yoani Sánchez
Andrés Ortiz Moyano
El legado de las protestas de Cuba es la vuelta de la autoestima del pueblo…
“Me licencié en Filología, y al terminar la universidad había comprendido dos cosas: la primera, que el mundo de la intelectualidad y la alta cultura me repugnaba; y la más dolorosa, que ya no quería ser filóloga”. Yoani Sánchez, periodista, filóloga y activista es una de las voces más respetadas en la lucha por la libertad en Cuba y, como consecuencia, de las más temidas por la dictadura de La Habana. Su reconocimiento internacional se traduce en que ha sido merecedora de los premios Ortega y Gasset (2008), Bitácoras y The BOBs por su actividad digital de denuncia; Time la incluyó en su lista de las 100 personas más influyentes del mundo en la categoría “Héroes y pioneros” y su blog Generación Y, uno de las 25 mejores bitácoras del mundo, según la misma revista y la CNN. Foreign Policy y Gatopardo la incluyeron en sus respectivas listas de los 10 intelectuales más importantes.
Yoani Sánchez habla en exclusiva para Literal Magazine del legado aún viviente de las protestas del 11J, del resquebrajamiento imparable del régimen castrista, del futuro de Venezuela, del papel de Europa en La Habana y de la libertad de prensa entre tanta mordaza.
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Esta entrevista está realizada por un espectador externo, que nunca ha ido a Cuba y que no entiende lo que pasa en Cuba. Como yo, hay millones de personas en la misma situación. ¿Es ese uno de los principales problemas para que Cuba no avance hacia la libertad y la democracia real?
Cuba ha sido especialmente víctima de ilusiones y conceptos que se generan sin conocer la realidad dentro de sus fronteras, en gran medida porque se asume el discurso de la propaganda. Por ejemplo, esas imágenes turísticas que nada tienen que ver con el día a día de los cubanos. O los estereotipos del eterno buen tiempo por el mero hecho de estar en el Caribe, ese sol permanente, la escasa ropa, nuestra forma de hablar; todo parece indicar que siempre estamos felices. Nuestra propia sonrisa, la sonrisa cubana, tiene connotaciones culturales que el de fuera no lo entiende. El cubano sonríe muchas veces porque somos un pueblo sarcástico, que ante la desgracia preferimos sonreír y ser irónicos. A otras culturas les cuesta mucho entender eso.
A esto hay que añadir la misma propaganda política que se empeña desde hace décadas en proyectar una imagen de esperanza, igualdad y equidad que dista mucho de ser real. Nunca han reconocido que su modelo revolucionario fracasó; desde sus inicios, la revolución cubana fue una dictadura y ninguna de sus promesas de igualdad y prosperidad se han cumplido. Sufrimos el encierro en el estereotipo que nos dice felices sin necesidad de libertad, pero los cubanos, como cualquier ser humano, sí la necesitamos, al igual que la emancipación, el progreso, el deseo de expresión, etc. Hoy seguimos encerrados en esta jaula.
Las manifestaciones del 11 de julio irrumpieron con fuerza en la primera plana mediática hasta que cayó Kabul. ¿Por qué Cuba no tiene continuidad a pesar de la importancia de su actualidad?
Las manifestaciones, en efecto, se difundieron por todo el mundo, no sólo cuando surgieron sino en días posteriores por la represión del régimen. Poco después, el oficialismo puso en marcha su maquinaria de propaganda para imponer otra narrativa que decía que las protestas no eran políticas, que eran muy escasas pero que funcionaban gracias a financiación extranjera. Muchos medios compraron este guion oficial mientras que otros fueron rebajando su atención por la competencia de otros temas, como el de Afganistán. Percibo que lamentablemente muchos medios dejaron de tratar el tema creyendo que, al no ver manifestantes en las calles, todo había terminado, cuando en realidad sí ha quedado una resaca represiva que están generando condenas de 20 años a gente que protestó, que ha militarizado todo el país y que existe una represión brutal de la que no se informa.
Todavía hay muchos compromisos con el régimen cubano. Son viejas deudas de antaño con la dictadura que generaba simpatías iniciales para personas que estudiaron y se formaron aquí y que ahora lo pagan con su silencio.
Por cierto, ¿qué queda de aquellos movimientos? ¿Ha cambiado algo desde entonces? ¿Por qué ahora sí este tipo de protestas?
Me atrevo a decir que el 11J ha sido un antes y un después en la historia contemporánea cubana, el hito más importante en el siglo XXI y, probablemente de las últimas décadas. ¿Por qué? La razón principal es que hemos demostrado y ahora todos saben que los cubanos buscamos la libertad, la realización cívica, la libre expresión, la reunión, la conciliación, la unión… Todo esto es muy importante porque, durante décadas, tanto el oficialismo como muchas personas han repetido que somos dóciles, que estamos cómodos con la falta de libertades, con vivir en una jaula; así se ha hecho un profundo daño antropológico que nos ha cercenado nuestros deseos de libertad inherentes. El 11J demostró que no. Somos seres que también queremos ser libres.
Otro logro de las protestas fue que rompió la unanimidad de aceptación masiva del régimen. Eso lo trabajaron durante décadas los medios oficialistas, contribuyendo los medios internacionales. Ahí se quebró aquello. Simplemente se demuestra que se pierde el miedo. El cubano se da cuenta de que su vecino piensa igual que él, y que tiene las mismas críticas, quejas, actitud contestataria y opositora. Es muy importante el legado del 11J porque va directo a la autoestima de la población en la que se instauró la idea de que el cubano fue domesticado
Sufrimos una pésima situación económica, una fuerte inflación, desabastecimiento, cortes eléctricos, etc.; el régimen se ha endurecido y ha mostrado sus colmillos. Pero ahora hay gente que nunca decía “dictadura” y ahora abiertamente llama así al gobierno. Ahora hay muchas personas que han roto por fin su vínculo emocional con el castrismo, que se ha quitado la máscara y ahora se muestra como la arrogante y jactanciosa dictadura que es.
Sufrimos una pésima situación económica, una fuerte inflación, desabastecimiento, cortes eléctricos, etc.; el régimen se ha endurecido y ha mostrado sus colmillos. Pero ahora hay gente que nunca decía “dictadura” y ahora abiertamente llama así al gobierno. Ahora hay muchas personas que han roto por fin su vínculo emocional con el castrismo, que se ha quitado la máscara y ahora se muestra como la arrogante y jactanciosa dictadura que es.
El próximo día 15 de noviembre se volverá a las calles, a pesar de la represión. El cubano ha probado el gusto a la manifestación y no hay vuelta atrás. El legado del 11J es la vuelta de la autoestima del pueblo.
Escuché a no pocos cubanos de Florida pedir la intervención militar de EEUU.
La represión violenta del régimen se escuda siempre en una presunta intervención de EEUU, pero es una gran mentira que nos han dicho durante décadas para encarecer un cambio democrático. Según las escuelas, los noticiarios, los discursos oficiales, etc. la intervención es inminente. El tiempo demuestra que es todo falso.
Se establecen obvios paralelismos entre Cuba y Venezuela. ¿Cree que, como opinan algunos expertos, si cae alguno de los dos gobiernos, el siguiente caerá también?
Decía Vicente Huidobro en uno de sus versos que Venezuela y Cuba “estamos cosidos a la misma estrella”. La verdad es que hoy ambas sufren el mismo modelo autoritario y la injerencia de La Habana en Caracas y Maduro son evidentes. Sí, yo creo que la caída de uno de los dos y el debilitamiento progresivo va a provocar el resquebrajamiento de uno y un golpe mortal en el otro.
El 11J llegó justo cuando Venezuela tiene las arcas vacías y no puede enviar a la isla los recursos que sí ha remitido en muchas otras ocasiones. Ya no le funciona el sistema de compra de silencios porque Venezuela no tiene recursos ni para sí misma. Cuba, Venezuela y también Nicaragua se sostienen mutuamente, pero cada vez su fuerza es menor.
¿Qué esperan los cubanos realmente de Europa?
Muchas cosas, pero si somos concretos, echamos en falta un aumento de tono respecto a las últimas represiones. Necesitamos que se destierre la idea que se rubricó en un informe de la Unión Europea que describía a Cuba como “democracia de partido único”. Que se le llame dictadura sería un primer paso simbólico y lingüístico de tremenda importancia, pues restaría legitimidad al régimen y se abriría una senda de colaboración, comunicación e intercambio con organizaciones civiles que han sido satanizadas y las alejan de posibles negociaciones y diálogos con Bruselas.
Tiene que llegar el fin de los paños tibios a la hora de nombrar al régimen. Hoy existen ONG que son neogubernamentales que sí reciben fondos europeos que se aprovechan de la mastodóntica burocracia europea.
Otro paso que debería dar la UE es la creación de un grupo de trabajo que penalice la represión y la promoción del oficialismo, y personalmente a Díaz Canel, por enfrentar a cubanos contra cubanos.
Cuba siempre aparece en los últimos puestos de libertad de prensa. ¿Cómo se vive del periodismo libre en la isla?
Bajo un régimen que es alérgico a la libertad, hacer periodismo independiente es una actitud bastante temeraria y peligrosa. Nuestra redacción, por ejemplo, está en La Habana y nuestro material de trabajo es la realidad diaria cubana; nos enfrentamos a la represión constante, a la confiscación de material, a las detenciones en la calle y a los arrestos domiciliarios.
También sufrimos campañas de fusilamiento de la reputación en los medios oficiales, tanto a los medios como a las personas que suponen un gran coste profesional, personal y emocional. Esto es peligrosísimo porque se difunden los rostros de los periodistas con los peores calificativos y así se le da impunidad a quien quiera agredirlos o acosarlos.
Además, muchos medios independientes tienen sus direcciones web bloqueadas, se les suspenden las líneas telefónicas, se anulan los accesos a los periodistas…
Pero a pesar de todo, soy optimista, pues el régimen se ha dado un trago muy amargo al comprobar que a pesar de todo el periodismo libre en Cuba ha aumentado en todo el país. La información independiente ha abierto muchas grietas y se cuela por ellas.
Ortiz Moyano, periodista y escritor. Autor de Los falsos profetas. Claves de la propaganda yihadista; #YIHAD. Cómo el Estado Islámico ha conquistado internet y los medios de comunicación; Yo, Shepard y Adalides del Este: Creación. Twitter: @andresortmoy
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Posted: November 1, 2021 at 6:09 pm
No hay duda de que Cuba es un modelo obsoleto que necesita mayor libertad de expresión, entre otros derechos. Le preguntaría a Yoaney si cree que el bloqueo comercial estadounidense impuesto a Cuba, que somete a su pueblo a una vida de mayor escasez, ayuda o dificulta el desarrollo de una nación soberana, libre y democrática.