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Música horizontal

Música horizontal

Raquel Velasco

MÚSICA HORIZONTALROCK EN CONTRAPUNTO

 

Es verdad que el rock se ha consolidado culturalmente más allá de su establecimiento como forma musical. No se cuestiona su efecto en la sociedad ni cómo la fue transformando. Es y sólo es el sonido sumergido en un presente indisoluble que no respeta fronteras de ningún tipo. El rock se instaura como fuerza en una espiral de ritos, en el centro del tiempo continuo. Entonces se agradece la experimentación en su territorio, la necesidad de cambio en las estructuras consagradas por la reproducción de formas eficaces en el receptor, pues el rock, es respuesta del otro y arriesgarla por la urgencia de una renovación en su búsqueda, implica el reto de liberar una vez al sonido de los límites genéricos.

Llega así Musica horizontal, junto con la propuesta estética de Alonso Arreola, innovadora en todos los ámbitos en que una producción discográfica puede serlo. Es un viaje a lo inesperado. Una caja china con posibilidades ilimitadas. Es la reinvención del proyecto original de hacer música y propiciar su expansión, reconocer la expresión gráfica de unas notas que replantean su lógica a partir del diálogo de los instrumentos. Música horizontal es la puesta en escena de cómo un trayecto personal y emotivo puede desplazarse al lugar donde la improvisación deviene una extensión del conocimiento. Es un recorrido histórico por la tradición, con la constante pregunta de quién se es, grabada en el pentagrama mental de las intuiciones.

Así vamos de la imaginación de un pasado colectivamente pensado como prehispánico hasta el umbral de la música de cámara, donde el efecto sincopado en un tema se repite pero cambia de voz y mezcla su estructura rítmica para hacer emerger una música sin categorización, como una pintura sin marco, infi nita, no acabada, pero jamás inconclusa. Y el rock es uno de los vértices que la sostiene: el punto a donde volver, el pretexto para rehacer la forma conocida; el amante fiel que no se niega al menage á trois, a mirar desde la persiana del jazz e introducirse en el sitio en el que éste es leal a su naturaleza: en el juego de las combinaciones.

En este vaivén deambulan por el disco secuencias de sonidos afines a un rock alternativo sustentado en una misma base armónica, proponiendo variaciones en una suerte de arpegios en contrapunto que llaman a la experimentación, al arte de incluir elementos que en principio no corresponden al discurso musical y, sin embargo, los reclama para sí. Es un sonido obsesivo a través del cual el músico lucha con sus propios gigantes; es el artificio de la imaginación que lleva al creador a un sueño enajenante por alcanzar otro espacio en la interpretación musical.

A lo largo de las 19 piezas y un silencio que integran Música horizontal, escuchamos una conversación íntima entre los instrumentos, que nos invita a redescubrir estilos musicales conocidos en  un contraste sorprendente. Alonso Arreola se vuelca a la tradición y rebobina sus variaciones. Esto propicia el encuentro de un lenguaje transclásico de diferentes estilos musicales. Domina la forma y luego la transforma. Desde la apropiación del bajo, interroga al chelo, entabla un lamento común con la guitarra eléctrica, festeja con la batería. Y luego, las percusiones se suman al ritual de llevar el ritmo por un mismo cauce.

A partir del proyecto LabA = Alonso Arreola = Laboratorio/Laberinto, la tradición se vuelve emblema y simultáneamente es eje de cambio. Un experimento en el que los instrumentos acústicos se fusionan con la energía de aquellos que hallan su fuerza en la electricidad. También aparece el marimbol y con su ir y venir de notas subyace el recuerdo de que el rock no se circunscribe a ninguna estrechez melódica, está abierto a la transfiguración; y, de este modo, lo regional se amalgama con el urbano rumor conformado por una pluralidad de sonidos sin nada en común y no por ello carentes de armonía.

Luego otra presencia. Una balada compartida en dos tiempos. Está Juan José Arreola: la literatura como dirección en este afán de contar historias a través de la música… “Anoche se me ocurrió algo pero… no sé, no sé…”. La música es encuentro, inmortalidad, un recorrido en el que el tiempo histórico es abolido y los sueños… se cumplen.

Así también la seducción proclama su presencia en este disco de coincidencias estéticas: rock, jazz, big band, fusión, cámara, marimbol, el grito y el silencio recobran la intimidad de su sonido al verse frente al espejo de las diferencias, al confrontar su eficacia fuera de los límites en que fue concebida su manifestación; así, la seducción también trae benefactores: Música horizontal es un proyecto individual y a la vez colectivo. Lo primero por la originalidad de su creador; lo segundo por la convergencia de varias personas arraigadas a un objetivo común: reinventar la música y dejar un testimonio de su existencia renovada.

Lab A también está integrado por José María Arreola y Gerry Rosado. No obstante, los tracks y arreglos de Música horizontal son de Alonso Arreola, excepto por algunas piezas en las que el sonido reconoce la coautoría de Gerry Rosado, Trey Gunn, Alejandro Otaola, José María Arreola y Jaime López. Aquí también es necesario destacar la participación de quienes otorgaron su singularidad al resultado de este proyecto: Chema Arreola, Gerry Rosado, Alejandro Aponte, Octavio Rebolledo, Michael Manring, Trey Gunn, Joe Mendelson, David Fiuczynski, Lian Amber, Dhafer Youssef, Victor Wooten, Joel Lauricella y Vinnie Fodera, así como de los patrocinadores que hicieron posible la edición de cada una de las rolas.

Música horizontal es un disco de afinidades y puede ser también un viaje guiado. El diseño de su interior incluye una carta por cada track, en la que el diseño gráfico entabla su propia fusión con la música; una recuperación de los elementos de la cotidianidad, un espectro quimérico del estruendo urbano, el insomnio y las imágenes provenientes de un quicio donde “la luz usa zapatos blancos”.

Este disco es guía para un viaje solitario, uno a través del azar. Como en la lotería, es posible saltar de carta en carta, por notas con acentuación beat off, a través de los símbolos de una identidad sincrética, en la que es posible concordar con el otro y buscar la armonía.

Música horizontal es entablar contacto con cualquier otro interesado en combatir el aburrimiento generacional, recogiendo imágenes personales al hacer propio el sonido de sus notas. Pero para ello es necesario precisamente hacer contacto, pues para conseguir este disco, sólo tienes que buscar su semilla en www.labalonso.com, ya que Música horizontal no está a la venta.


Posted: April 11, 2012 at 6:47 pm

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