Essay
La alegría es nuestra mayor fuerza
COLUMN/COLUMNA

La alegría es nuestra mayor fuerza

Socorro Venegas

Tal vez si los hombres leyeran más historias de mujeres las considerarían plenamente como seres humanos. ¿Cómo sería el mundo si se le hubiera dado la misma dignidad a la literatura femenina que a la masculina? Estas palabras van y vienen en mi memoria, son de la escritora y feminista nigeriana Chimamanda Ngozi Adichie, y las dijo, más o menos así, hace pocos días en la Feria Internacional del Libro de Bogotá.

Leer a las escritoras, buscar y procurar llegar a sus libros, no es sencillo ni siquiera hoy, cuando reconocemos que nuestras antecesoras, autoras, feministas, activistas, han abierto brechas importantes para las que hemos ido llegando después. La escritora mexicana Lidia Cacho fantaseaba hace unos días en Madrid con asistir a un panel donde escritores hablaran de las autoras contemporáneas a las que leen, “y que no salgan otra vez con Virginia Woolf”.

Entremos a esos mundos, invitaba Chimamanda, en una mesa insólita en la que estaban a su lado dos colombianas afrodescendientes: la vicepresidenta de Colombia, Francia Márquez, y la ministra de Educación Nacional, Aurora Vergara Figueroa, a quien el diario El País ha llamado “la ministra que ha roto todos los techos”; junto a ellas Claudia López, alcaldesa de Bogotá, quien ha dicho de sí misma: “En el contexto de Colombia hay barreras muy difíciles de superar. Lo que es un milagro es que esté aquí en la alcaldía. Yo vengo de abajo, soy hija de una maestra, soy mujer y soy lesbiana”*. Vivimos en sociedades donde el acceso equitativo a la educación y a cualquier espacio de participación es una permanente carrera de obstáculos para las mujeres, para las minorías racializadas, para las minorías sexuales; y sin embargo, no puedo imaginar esa mesa, con mujeres que representan el poder y la riqueza de la diversidad, en otro país latinomericano. Qué inspirador es verlas y escucharlas. ¡Qué cosa tan grande, Colombia!

La ambición de Chimamanda aún es mayor. Pidió no leer a las mujeres como si se probara medicina amarga; es un llamado a aprender a sospechar de que podría gozarse con lo que ellas escriben. Pidió alegría, una aproximación impulsada por la simple curiosidad lectora. La verdadera equidad sería darle la misma oportunidad a un libro más allá de la identidad sexual, o de cualquier otro tipo, de quien lo escribe. Por eso, en un ejercicio coherente, la escritora nigeriana defendió su derecho a leer lo que le venga en gana, y situó de manera exacta la reivindicación de las escritoras: leerlas no significa dejar de escoger leer a los autores. Significa que en el banquete de la literatura también hay espacio para ellas.

En Bogotá hubo varios discursos que celebraron la palabra y el reconocimiento de la diversidad en nuestro continente; a mí me dio por  imaginar a mujeres indígenas tomando la palabra a la manera de Francia Márquez, desde un lugar central en el gobierno de un país que elige reconocer sus raíces más profundas. Me encantaría escucharlas decir, como ella dijo, que la alegría es nuestra mayor fuerza.

 

-Foto de Suad Kamardeen en Unsplash

 

* https://elpais.com/internacional/2020-08-03/claudia-lopez-es-un-milagro-que-sea-alcaldesa-soy-hija-de-maestra-mujer-y-lesbiana.html

Socorro Venegas es escritora y editora. Ha publicado el libro de cuentos La memoria donde ardía (Páginas de Espuma, 2019),  las novelas Vestido de novia (Tusquets, 2014) y La noche será negra y blanca (Era, 2009); los libros de cuentos Todas las islas (UABJO, 2003), La muerte más blanca (ICM, 2000) y La risa de las azucenas(Fondo Editorial Tierra Adentro, 1997 y 2002).  Ha recibido el Premio Nacional de Cuento “Benemérito de América”, Premio Nacional de Novela Ópera Prima “Carlos Fuentes”, Premio al Fomento de la Lectura de la Feria del Libro de León.  Es directora general de Publicaciones y Fomento Editorial de la UNAM. Su Twitter es @SocorroVenegas

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Posted: May 23, 2023 at 10:23 pm

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