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La perspectiva internacional de Trump:  una perspectiva histórica

La perspectiva internacional de Trump: una perspectiva histórica

Donald E. Nuechterlein

Traducción de Rose Mary Salum

Hace cien años, las tropas norteamericanas luchaban en Francia para salvar a Europa de la dominación alemana y “hacer que el mundo fuera un lugar seguro para la democracia”, como había prometido el presidente Woodrow Wilson. Analizando la forma de ver el mundo  de Donald Trump, puede resultar  un buen ejercicio observar cómo a lo largo de la historia varios presidentes han pensado sus respectivas  épocas.

Dentro de esta premisa, existen tres formas diferentes en que los estadounidenses ven la política exterior:

  1. Los idealistas, los cuales desean que su presidente promueva la libertad, los derechos humanos y los gobiernos democráticos en el extranjero.
  2. Los realistas, quienes ven el mundo como un territorio competitivo que requiere un fuerte poder económico y militar para proteger los intereses de Estados Unidos.
  3. Los pragmáticos, quienes quieren lograr resultados centrándose en políticas que obtienen apoyo tanto de los idealistas como de los realistas, así como lograr una manera de enfrentar un mundo complicado y peligroso.

Woodrow Wilson representaba el paradigma de la visión idealista porque creía que Estados Unidos podría traer paz y democracia a Europa tras la tragedia de la Primera Guerra Mundial. Pero Wilson fracasó porque el público no estaba preparado para aceptar la responsabilidad de Estados Unidos de mantener la paz mundial. Como resultado, Estados Unidos pasó los siguientes veinte años en una especie de desapego e aislamiento del mundo.

Franklin Roosevelt y Harry Truman operaron como pragmáticos en política exterior. Entendieron los riesgos de ignorar la opinión pública y presionar al Congreso para que  rechazara el aislacionismo y aceptara un papel de liderazgo después de la Segunda Guerra Mundial. Pero Roosevelt ganó la aceptación de las Naciones Unidas en 1945, y Truman finalmente ganó la aprobación del Congreso en la ayuda del Plan Marshall para Europa y la alianza de la OTAN.

Dwight Eisenhower y Richard Nixon eran un par de realistas que vieron claramente que Stalin y Jrushchov podrían usar la fuerza para tomar el control de Europa occidental. Eisenhower expandió el poder estratégico de los EE. UU. como un elemento disuasivo para Moscú, pero también mostró una disposición a negociar relaciones “escurridizas”. La gran tarea de Nixon fue retirarse de Vietnam al mismo tiempo que defendió a Europa de la URSS. Mostró pragmatismo y valentía al establecer relaciones con la China comunista en 1971.

John Kennedy y Jimmy Carter fueron idealistas, pero tuvieron objetivos diferentes. Kennedy declaró en 1961 que “Estados Unidos iría a cualquier parte y pagaría cualquier precio por la causa de la libertad”. Hizo eso en Vietnam, con resultados desastrosos. Carter pensó que Estados Unidos podría ser un pacificador al promover la democracia y los derechos humanos. Pero eso fracasó cuando Rusia invadió Afganistán y la nueva República Islámica de Irán mantuvo como rehenes a 52 oficiales estadounidenses en 1979.

Ronald Reagan era firmemente realista con el tema de la amenaza soviética, pero idealista en su deseo de librar al mundo de las armas nucleares. George H.W. Bush funcionó como pragmático y apoyó la reunificación alemana en 1990 cuando los gobiernos europeos se opusieron. Como resultado, Alemania sigue siendo un país unido, democrático y miembro de la OTAN. Bill Clinton operó como un pragmático, mientras que George W. Bush fue un pragmático que se convirtió en un idealista sobre la construcción de la democracia en los países árabes. Y Barack Obama, al igual que Woodrow Wilson, era un idealista que pensaba que Estados Unidos debería extender la libertad, los derechos humanos y la democracia al exterior, aunque no el poder militar.

Esto nos lleva a Donald Trump, que habla y opera como un realista, enfatizando su “América primero”. Sus opiniones sobre la contribución de Europa a la OTAN, sobre el TLC, el TPP, el acuerdo climático de París, el acuerdo nuclear con Irán y su enfrentamiento con Corea del Norte claramente lo muestran como un realista.

Pero al comenzar 2018, vemos signos de que el principal equipo de política exterior de Trump —el Secretario de Estado Tillerson, el Secretario de Defensa Mattis y el Secretario del Tesoro Mnuchin— opera pragmáticamente en la ejecución de las políticas del presidente. Así sucede a pesar de los tweets —que manda en las primeras horas de la mañana— y comentarios insultantes de Trump que temporalmente han retrasado sus esfuerzos para lograr resultados en las negociaciones con otros países.

El Sr. Trump dice que admira a Ronald Reagan, pero existen diferencias importantes: Reagan era un experimentado gobernador que administró al estado de California por dos períodos y que mostraba una personalidad cálida y carismática. Ninguno de los atributos es verdadero en el caso de Trump. La pregunta principal es si él es capaz de crecer como presidente durante su administración.

Al ver los principales desafíos de política exterior de 2018, los optimistas parecen confiar en que el equipo de seguridad nacional y experimentado que reunió el  presidente guiará sus políticas de tal manera que logre resultados positivos. Mientras los idealistas exigen que los derechos humanos y la libertad guíen la política exterior, y los realistas quieren un gasto de defensa mucho mayor además de la deportación temprana de millones de inmigrantes ilegales, el equipo de NSC de Trump necesita persuadirlo para que adopte políticas pragmáticas y los ayude a lidiar con una variedad de cuestiones difíciles. La reciente visita de Trump a la conferencia económica de Davos fue un paso en esa dirección.

Este 2018, quiero pensar como un pragmático y estoy seguro de que Estados Unidos evitará la guerra y mejorará gradualmente su imagen en el exterior. Eso sería  progreso.

Imagen de portada: Copyright by World Economic Forum / Faruk Pinjo

 

donald-nuechterlein--144x150 Donald Nuechterlein es especialista en temas de la Guerra Fría e imparte cátedra a este respecto en la Universidad de Richmond. Autor de numerosos libros sobre política norteamericana y exterior, sus títulos más recientes son A Cold War Odyssey (1997), America Recommitted: A Superpower Assesses its Role in a Turbulent World (2000), Defiant Superpower: The New American Hegemony (2005).

©Literal Publishing. Queda prohibida la reproducción total o parcial de esta publicación. Toda forma de utilización no autorizada será perseguida con lo establecido en la ley federal del derecho de autor.


Posted: February 7, 2018 at 11:24 pm

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