Flashback
La fotografía de Lewis Carroll

La fotografía de Lewis Carroll

Efraín Villanueva

En el verano de 1852, Lewis Carroll pasó unos días en la casa de su tío favorito, Skeffington Lutwidge. Ambos compartían una afición por artefactos novedosos. Carroll tenía veinte años, pero el entusiasmo de un niño, fascinado con tornos, telescopios y microscopios, instrumentos de mediciones y refrigeradores. Más importante, Lutwidge sería el responsable de iniciar a Carroll en un arte que se convertiría en uno de sus preferidos: la fotografía.

Para Morton N. Cohen, biógrafo de Carroll, el autor de Alicia en el país de las maravillas vivió siempre en una “búsqueda vehemente de la belleza”. Lo hizo a través de la pintura, el teatro, las matemáticas, la naturaleza y, por supuesto, la literatura. Inicialmente, Carroll tomó muy en serio las artes visuales, “visitaba galerías y museos, compraba fotografías y cultivaba amistades con artistas”, según Cohen. Tomó lecciones de dibujo, pero nunca logró alcanzar la calidad profesional que hubiese deseado, por lo que aceptó sus limitaciones y decidió que el dibujo sería solo un pasatiempo –más adelante, se encargaría de diseñar y dibujar la portada e ilustraciones de sus libros.

La fotografía, entonces, se presentó como una alternativa artística que compensaba su falta de talento en el dibujo y que satisfacía dos de sus intereses: la estética del mundo y el uso y dominio de dispositivos tecnológicos. En la década de 1850 la fotografía empezaba a convertirse en un pasatiempo masivo, aunque complicado. En parte porque requería una cantidad (hoy) inimaginable de equipo y porque las placas fotográficas debían ser sometidas, en un cuarto oscuro, a delicadas preparaciones químicas antes y después de capturar la fotografía. El menor desfase, la cantidad errada de colodión o un secado inadecuado podían llevar al trasto todo el proceso y arruinar la foto. A Carroll, sin embargo, le fascinaba lo engorroso de la técnica y la delicadeza y cuidado que debía tener en cada paso.

En 1856, poco tiempo después de cumplir los veinticuatro años, empezó a tomar la fotografía serio. Compró su primera cámara, lentes y demás equipo requerido por 15 libras esterlinas. En su diario, el 13 de mayo, escribió: “Ya estoy listo para empezar el arte”. Un arte al que aplicó su obsesión por el orden. Mantenía índices y registros de todas sus fotos y negativos. Fotografió paisajes, esculturas y objetos en general, pero su verdadero interés era fotografiar personas.

Lewis Carroll (British, 1832 – 1898) Achilles in His Tent, June 26, 1875, Albumen silver print 13.7 × 10.8 cm (5 3/8 × 4 1/4 in.), 84.XM.803.5 The J. Paul Getty Museum, Los Angeles

 

Cuarenta y cinco segundos sin moverse

Como si los procesos previos y posteriores a la captura de una fotografía no fuesen lo suficientemente complicados, la toma de la foto por sí misma requería paciencia no solo por parte del fotógrafo sino también del fotografiado, quien debía permanecer, inmóvil durante alrededor de cuarenta y cinco segundos. Gracias al carisma de Carroll, éste logró una habilidad especial para que sus modelos perdieran el nerviosismo y posaran para él tan relajados como fuese posible.

Rápidamente, Carroll pulió su talento fotográfico de una forma en la que nunca pudo con el dibujo. Tenía un don para lograr el balance de luz más adecuado. Elegía el escenario más acorde con el estilo de sus modelos. Definía la posición exacta que estos debían adoptar para que ninguna parte de sus cuerpos sobresaliera de manera inusual, un problema típico de la época. “Al tomar retratos”, escribió en una reseña de la Exhibición Fotográfica de 1860, “un buen arreglo de luz es de suprema importancia… sin él es imposible alcanzar suavidad en la imagen”. En fotos grupales, su ambición era lograr que cada persona fuese parte del retrato, pero, al mismo tiempo, su propio foco de atención.

Su fotografía empezó a ser reconocida entre las altas esferas sociales y culturales de Oxford y Londres. Fue un periodo bastante ocupado. Además de trabajar como fotógrafo de familias, reseñaba exhibiciones fotográficas, publicaba poemas y escribió uno de los primeros cuentos con Alicia como protagonista.

La fotografía también le sirvió de inspiración para su literatura. En A Photographer’s Day Out, cuenta la historia de un fotógrafo que, por amor, entra ilegalmente a una propiedad para tomar una foto que está convencido que le permitirá ganar el corazón de una mujer de la que estaba enamorado sin remedio. La historia termina en desgracia cuando es atacado por los propietarios y los negativos son destruidos. Una parodia del épico poema Hiawatha´s Photographing de Henry Wadsworth Longfellow fue también producto de su trabajo fotográfico.

Lewis Carroll (British, 1832 – 1898) [Dante Gabriel Rossetti, Christina Rossetti, Mrs Rossetti and William Michael Rossetti], October 7, 1863, Albumen silver print 18.6 × 21.3 cm (7 5/16 × 8 3/8 in.), 84.XM.803.6 The J. Paul Getty Museum, Los Angeles

Retratando la belleza de las niñas

Si Carroll es famosamente reconocido por las historias de Alicia, también es infamemente recordado por su atracción hacia las niñas menores. Aunque no hay evidencia de que llegase a incurrir en abusos sexuales, sí es claro que la cercanía con (en palabras de Morton N. Cohen, su biógrafo) “niñas hermosas, puras, cándidas y naturales”, conversar y, de ser posible, entablar amistades con ellas “lo extasiaba”. Muchos de los padres que solicitaban sus servicios para fotografiar sus familias también le pidieron tomar fotos de sus hijas. Carroll utilizó su personalidad carismática y su creatividad para crear y contar historias para divertir a las niñas de modo que posasen sin temores.

Carroll seleccionaba la vestimenta de sus pequeñas modelos, a veces con vestidos elegantes, otras con disfraces de hadas. Con el tiempo, como lo explica Cohen, “hizo camino lentamente [empezó tomándoles fotos con sus pies descalzos] hasta que sus niñas modelo posaban desnudas”. A Ella, la hija de Sir Monier Monier-Williams, le tomó una foto en la que solo vestía un pedazo de tela atado alrededor de su cuerpo. En mayo 21 de 1867 tomó la primera foto de una niña desnuda, como escribió en su diario: “La señora Latham trajo a Beatrice. Le tomé fotos a ambas, pero también varias solo de Beatrice, sans habillement [sin ropa]”.

Carroll siempre pidió y obtuvo permiso de los padres de las niñas a las que fotografiaba desnudas, incluso si se trataba solo de fotos con pies descalzos. Las familias a las que hacía dichas solicitudes eran familias de las que ya había tomado fotografías y con las que se conocía muy bien. Los Henderson, por ejemplo, permitían que Carroll fotografiara a sus hijas desnudas sin ninguna supervisión. Durante trece años, tomó fotografías de este tipo. Antes de morir, destruyó los negativos y fotos, contactó a algunos padres en caso de que quisieran copias y dejó instrucciones de que cualquier foto o negativo de desnudo que sobreviviese su muerte fuese destruido. Solo cuatro de estas fotos se conocen en la actualidad.

En julio de 1880, Carroll tomó su última fotografía. Rumores sobre sus modelos desnudas corrían en Oxford. A Carroll, quien tenía la conciencia de no haber traspasado principios morales, solo le preocupaba que estos rumores llegasen a oídos de los padres de las niñas y fuesen malinterpretados. En casi treinta años como fotógrafo, tomó alrededor de tres mil fotografías. Fue una labor que satisfizo su vida artística tanto como lo hicieron las historias de Alicia. “Aquel arte novedoso”, afirma Cohen, “se convirtió en mucho más que una indulgencia personal – fue un pasaporte al enrarecido mundo del arte”.

Lewis Carroll (British, 1832 – 1898) [Xie Kitchin / “Penitence”], March 23, 1874, Albumen silver print 20.5 × 14.9 cm (8 1/16 × 5 7/8 in.), 84.XP.219.4 The J. Paul Getty Museum, Los Angeles

* Con información de Lewis Carroll. A Biography, Morton N. Cohen (Alfred A. Knopf, 1995).

 

Efraín Villanueva. Escritor colombiano radicado en Alemania. Es MFA en Escritura Creativa de la Universidad de Iowa y tiene un título en Creación Narrativa de la Universidad Central de Bogotá. Sus trabajos han aparecido, en español y en inglés en publicaciones como Granta en español, Revista Arcadia, El Heraldo, Vice Colombia, Literal Magazine, Roads and Kingdoms, Little Village Magazine, entre otros. Su Twitter es @Efra_Villanueva

 

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Posted: March 18, 2019 at 9:47 pm

There are 3 comments for this article
  1. Anónimo at 12:48 pm

    En mi opinión, la mayor prueba que Lewis Carroll, era pedófilo, no son los cientos de fotos que tomó a niñas desnudas, sino a su deseo que todas se destruyesen y no quedara ninguna después de su muerte…Si las fotografiaba con la autorización de los padres, e incluso su beneplácito, no hubiese existido no ningún problema para que se conservaran…

    • Anonimo at 1:02 pm

      No creo que el hecho de que tomase precauciones en relación a las fotos de las niñas desnudas, pruebe nada más que su cuidado para que nadie pudiese disponer de ellas con otros fines. Al contrario, solo demuestra delicadeza por su parte.

  2. Pingback: 🥇Lewis Carroll y su pasión por la fotografía

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