Essay
Admiraciones críticas

Admiraciones críticas

Malva Flores

A muchos críticos literarios actuales —no sé si ocurra lo mismo en la pintura, el cine, etc.— les molesta como un grave pecado, uno mortal, que exista quien declare su devoción por un autor o una obra y se atreva a publicar ese desacato a las leyes establecidas en el Manual del Buen Crítico Literario Actual (MBCLA). Lo escribo con mayúsculas, como si fuera un título anglosajón, para aumentar la masa (crítica) y el peso. Cualquiera que haya pasado por la secundaria sabe que no deben confundirse pues son propiedades diferentes: la masa es la cantidad de materia que tiene un cuerpo y, a su vez, el peso la fuerza que la gravedad ejerce sobre él, aquella con que la Tierra lo atrae. Así, la masa no cambia en ningún lugar de la Tierra, pero el peso sí, dependiendo del sitio donde nos encontremos. Aunque nuestra masa sea la misma, en el Polo pesamos más; en el trópico, menos. Quizá por un problema de compensación (asunto para el diván antropológico), desde el Polo reclaman levedad y acá hacemos esfuerzos infinitos por ser más pesados. Estos comentarios no son inútiles si pensamos en la crítica literaria (el “sitio de enunciación” del autor y del crítico, el “campo cultural” y bla bla bla), pero como sé que a nadie le gusta la física, seguiré con mi asunto: el problema de las admiraciones críticas, de los elogios.

No me refiero, por supuesto, a los signos de exclamación o admiración (¡!), que se inventaron para mostrar gráficamente cuando clamábamos, levantábamos la voz, o prorrumpíamos en “expresiones de sentimiento, pena y aflicción, u de otros afectos, dando voces para incitar y mover los ánimos”, según dictaba el primer Diccionario de la lengua para definir “exclamación”, antes de que se trazara por primera vez el signo. Ahora utilizamos esos signos para decir, con sorna: “¿se dan cuenta qué imbécil?” Las otras emociones, ya lo sabemos, van en emoticón.

El MBCLA, ese Carreño universitario, prohíbe toda clase de admiración declarada. Supone que admirar significa olvidar los yerros literarios (y humanos, sobre todo humanos) de nuestro autor predilecto. Dicta, con toda la solemnidad del caso, que juzgar es indebido, pero alabar, nefasto. Podemos criticar “objetivamente”, es decir, con las palabras asépticas que se han aprobado para el caso, pero ¡yo no me voy a matar por un paradigma! Tampoco romperé lanzas por alguna “comunalidad”. Yo voy por el lado de la comunión, aunque la comunidad se encuentre temerosa y sojuzgada, escondida en alguna rara grieta.

Me dicen que estoy equivocada. Que confundo la crítica literaria con la crítica académica. Debe ser, pero hay veces en que ya no distingo qué es qué, quién es qué. (Nota mental: muchas revistas “literarias” tampoco logran hacer ya esa distinción. Creen que están publicando a escritores, pero el lenguaje de sus escritores está sancionado por el MBCLA. Eso, ¿está mal? Supongo que no. Sólo hago una observación, fácilmente comprobable.)

Recuerdo haber leído en un ensayo de Salvador Elizondo —“En defensa de lo desprestigiado”— una frase de Monsieur Teste que en realidad era una sugerencia de lectura: “retener aquello que desearé mañana”. Al menos así lo recuerdo. Seguramente debido a una deficiencia educativa o neuronal, no puedo (no quiero) retener más que algunas cosas banales que la literatura me ha llevado a conocer: algún olor indefinible pero específico en mi recuerdo; ciertos matices que no están inscritos en la guía Pantone; un sonido, la musicalidad de las palabras, la sinuosa arquitectura de lo escrito. Cosas así. A eso guardo devoción, de modo que seguiré escribiendo elogios, admiraciones críticas, confiando ilusamente en que aún existe una rara comunidad, conocida antiguamente como “Los lectores”, que no se encuentra inscrita dentro de los estrictos parámetros establecidos por la MBCLA para reconocer a los receptores de la crítica literaria. En el Polo o en estos tristes trópicos, sé que voy a encontrar algún sobreviviente.

 malva3 Malva Flores es poeta y ensayista. Su libro más reciente es La culpa es por cantar. Apuntes sobre poesía y poetas de hoy (Literal Publishing/ Conaculta, 2014). Es columnista de Literal. Twitter: @malvafg


Posted: February 15, 2016 at 9:59 pm

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