Las múltiples voces de los sueños o manual de escritura
Angelina Muñiz-Huberman
Puede haber dos o más voces en los sueños. O más. El que duerme es uno, pero su desdoblamiento es multidoblamiento. Lo que sucede y el pensamiento interno sobre lo que sucede: hablo conmigo misma, yo-yo. Pero también yo-tú, yo-él, yo-ella, yo-ello, yo-todos. Pongo palabras en otras bocas.
Hablar. ¿Por qué hablar de día y de noche? No parar. Hasta en sueños. El oído y la lengua. Cerrar los ojos. Obliterar los otros sentidos. No obliterarlos: ver, oír, gustar, palpar. El silencio del dormir y hablar en el dormir. Sentir lo mismo que en la vigilia. Una doble vida oculta, al alcance de la almohada. Tan real como la realidad. Más real. Las imágenes. Y si imágenes, imaginativa, imaginación. El hamletiano ser o no ser. He ahí la eterna cuestión. Que podríamos darle la vuelta, no ser o sí ser.
El lapso de la vida. En tan breve espacio-duración se escapan las horas del soñar. Mas no se escapan: están ahí: actuando: interviniendo: interrogando. Se trata de recordar lo que pasó, lo que podría estar pasando, lo que no pasó. Todos los tiempos verbales.
Soñar es un verbo.
Claro que soñar es un verbo.
Desde todos los puntos de vista.
Adelante con los sueños. Todo tipo de sueños. Dejando a un lado los freudianos. Hoy no me siento freudiana. De eso que se encarguen los sicoanalistas. Yo no. Sino de los enredos de los sueños. Sueños como redes que tejen lo absurdo y lo racional. Las voces que van y vienen.
Tengo muchos sueños escritos. Un somniario donde los he recogido. De ahí selecciono algunos para que se conviertan en cuentos y, desde luego, los cambio y los trasgredo. Si un sueño es una trasgresión, se vale todo.
El sueño puede ser sin voces. Silencio. Sólo imágenes y suposiciones. Pensamientos. Lo que veo es lo que pienso. Me explico porqué veo lo que veo, si es algo ajeno a mí. Internamente me hablo. ¿Por qué sueño con algo tan lejos de mí y sin palabras?
Por ejemplo, hoy soñé con un montón de ropa usada en medio de la calle, para que quien necesite algo pueda escogerlo. Me parece ropa en buen estado y mi voz interna me dice: “Claro que es ropa que puede ser usada de inmediato”. Y mi otra voz toma la palabra de una mujer de la alta sociedad que se ofende y dice: “No iba a regalar ropa en mal estado”. Entonces aparece un mendigo desarrapado y pienso que va a buscar algo. Mi voz interna le atribuye: ”No necesito regalos piadosos”. Pasa de largo con gran orgullo sin llevarse nada y otra de mis voces internas dice: “Es un hombre digno”.
Puedo perder la cuenta de las voces internas que me invaden. Es como si escribiera una novela de personajes variados, pues con cada voz me surge una historia que la acompaña.
Lo malo es que, una vez despierta, aplico esa técnica a mi alrededor. Oigo hablar a quienes me rodean y me imagino algo diferente a lo que me cuentan. Al mismo tiempo de oírlos me pregunto por qué me cuentan eso y me invento otra historia simultánea. Pero cuando esperan una respuesta de mí, no sé a quién contestar si a quien realmente está o a quien me he imaginado que está. Decido que lo mejor es soñar, pues en ese territorio:
todo es posible y natural,
no hay cuestionamientos
o si los hay no importa la respuesta.
Lo bueno de los sueños es, precisamente, su falta de orden. O si lo hay es un des-orden. Iba a decir, un desmadre. Adelante, dilo. Al fin, estoy soñando.
Las polifonías se multiplican, se amontonan. Crean un coro multifacético, es decir, diferentes sonidos en diferentes caras y sus sinestesias.
Esa es la palabra
diste en el clavo.
Si todo hablar abunda
en los sueños traspuestos.
Nada de algoritmos.
Más bien arritmias.
Lo siguiente es los paisajes. Resulta que los paisajes tienen voces en sueños. Hablan. No se quedan callados. Paisajes con los que he soñado: un mar antiguo: el puerto con embarcaciones del siglo XVI en Inglaterra. La voz interna me recuerda a Shakespeare y oigo una canción. Al despertarme al día siguiente, la canción sigue sonando con letra en inglés: voy al piano y la toco. Es una canción nueva y ahí está.
Puedo soñar con el desierto y unas dunas que se extienden más y más. Eso es todo. No pasa nada en el sueño. Ni se oye nada.
Puedo soñar con un bosque y la voz me pregunta: ¿dónde está el claro? De pronto estoy en el claro del bosque, muy contenta aunque con algo de miedo y me interno en soledad a sabiendas de que no me pasará nada.
Puedo soñar con un paisaje artificial: un teatro que ya he soñado otras veces. Busco un lugar dónde sentarme y me voy hasta la primera hilera que sé que está vacía. Hay mucha gente y la obra no empieza. Así que no hay voces inteligibles sino un murmullo general, ensordecedor.
Puedo soñar en blanco y negro o a colores, como las películas. Claro que soñar es como ir al cine. No sé lo que me espera en la siguiente escena.
Puedo soñar con calles. ¿Son acaso paisajes? Sí lo son. Llenas de colores, formas, cambios. Movimiento. Mucho movimiento. Imparable. Alguna que otra vegetación. Una jardinera. Una fuente con agua que sube y baja. Un puesto de flores. Hasta árboles, robles, palmas reales, jacarandas. Y yo que en el sueño quiero cruzar una calle y no me atrevo. Los automóviles no paran de circular. Es como un castigo, dice mi voz interna, que no pudieran frenar.
Tantas cosas imaginadas
y vívidas.
O vividas y revividas.
La noche es una danza.
Es por eso que de los sueños emerge un antimanual de escritura: son tan dispares que lo mejor es aprovecharlos para escribir algo como esto. Fuera reglas, fuera temas de moda, fuera criterios comerciales de las editoriales.
Adentro lo único, lo diferente, lo discrepante.
Vivan la otredad
y las voces de los sueños.
Los personajes
del manual antimanual
despiertan.
Cierro la cortina de los sueños.
*Imagen de Tomás Lalanne
Angelina Muñiz Huberman es autora de más de 50 libros. Ha ganado el Premio Xavier Villaurrutia , el Premio Sor Juana Inés de la Cruz el Premio José Fuentes Mares, Magda Donato, Woman of Valor Award, Manuel Levinsky, Universidad Nacional de México, Protagonista de la Literatura Mexicana, Orden de Isabel la Católica, Premio Nacional de Lingüística y Literatura 2018, entre otros.
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Posted: July 20, 2022 at 10:12 pm