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Háblame quedito

Háblame quedito

Ana Clavel

A veces, es necesario llegar al final de una historia para saber que ha valido la pena la travesía. Para remontar la mirada y redescubrir las señales en el camino que construyen la arquitectura sutil de una obra artística. Esto puede sonar a una teoría de la composición pero también lo es de la vida.

¿Cuántas obras no han abordado el tema de las secuelas del holocausto de la Segunda Guerra mundial? Y sin embargo, si usted no ha visto Phoenix (2014) del director alemán Christopher Petzold, podrá sorprenderse con este retrato íntimo y elegante, sobrio y a la vez estremecedor del amor en tiempos de posguerra. Recientemente puesta en circulación en plataformas como Mubi y Filmin, la historia se entreteje con sutileza y misterio en torno a Nelly, una superviviente de Auschwitz, cuyo rostro reconstruido es un vago recuerdo de su identidad, al grado de que el propio marido no es capaz de reconocerla. Los motores de la trama son la ambición (el marido quiere apropiarse de la herencia de Nelly) y la necesidad de creer de la protagonista. Así ambos personajes se trenzan en un duelo de simulaciones que busca suplantar la identidad del otro: Nelly en justificar las acciones de Johnny que lo llevaron a denunciarla; éste en construir el engaño que le permitirá acceder a la riqueza de una esposa a quien cree ya muerta. En la obsesión de la antes cantante de cabaret por sostener la ilusión del amor en la figura de su compañero pianista y marido, se cifra una dimensión profunda para atisbar la catástrofe de la guerra: no hay Historia con mayúscula, sino historias personales y únicas. Una lección que ya se perfilaba en otra cinta alemana de finales de los setenta: El matrimonio de María Braun de Rainer Werner Fassbinder, pero que en Phoenix cobra el simbolismo de la devastación emocional y la posibilidad incierta del renacimiento justo como el ave mitológica que resurge de sus cenizas.

Mencionaba yo el final de la obra como el elemento clave que logra hacer de la cinta una propuesta excepcional con una vuelta de tuerca sugerente y certera. Una escena que, al ser cantante Nelly y pianista Johnny, recurre a una melodía entrañable, cuya letra revela la esencia y el devenir de la historia: “Speak Low” del compositor alemán Kurt Weill y del letrista neoyorkino Ogden Nash. Confieso que desconocía la popular canción, equiparable a “As time goes by” o “Quiéreme mucho” en ese tesoro del romanticismo musical. Desde que se estrenó como parte de la obra teatral One touch of Venus  (1943) y poco después en la película homónima —titulada en español Venus era mujer, con Ava Gardner en el papel principal—, la melodía también ha contado con versiones de Ella Fitzgerald, Sarah Vaughan, Billie Holliday, Tonny Benet, Judy Garland, Frank Sinatra, John Coltrane,  Barbra Streisand, Ute Lemper y un largo etcétera. A riesgo de quedarme corta sin la orquestación musical ni el acompañamiento vocal cuando se deja desnuda la letra de una canción, comparto aquí el texto original porque es un crisol de sencillez y sentido:

Speak low when you speak, love
Our summer day withers away too soon, too soon
Speak low when you speak, love
Our moment is swift, like ships adrift, we´re swept apart, too soon

 

Speak low, darling, speak low
Love is a spark, lost in the dark too soon, too soon
I feel wherever I go that tomorrow is
Near, tomorrow is here and always too soon

 

Time is so old and love so brief
Love is pure gold and time a thief
We’re late, darling, we’re late
The curtain descends, everything ends too soon, too soon

I wait, darling, I wait
Will you speak low to me? Speak low to me and soon

 

(Habla bajo cuando hables, amor
Nuestro día de verano se marchita demasiado pronto, demasiado pronto
Habla bajo cuando hables, amor
Nuestro momento es fugaz

Como barcos a la deriva, somos arrasados, demasiado pronto

 

Habla bajo, cariño, habla bajo
El amor es una chispa, perdida en la oscuridad demasiado pronto, demasiado pronto
Siento donde quiera que voy que el mañana está
Cerca, el mañana está aquí y siempre demasiado pronto

 

El tiempo es tan viejo y el amor tan breve
El amor es oro puro y el tiempo un ladrón
Es tarde, cariño, es tarde
El telón desciende, todo termina demasiado pronto, demasiado pronto
Espero, cariño, espero
¿Me hablarás bajo? Háblame bajo, amor, y pronto)

 

Según Wikipedia la letra de la afamada canción recrea un juego de palabras presente en la comedia Much Ado About Nothing (1600) de Shakespeare, que en efecto dice a través del personaje de don Pedro: “Speak low, if you speak love”. No obstante, lejos de representar las escaramuzas de la ilusión como en la versión primera, la melodía interrumpida en la voz de Nina Hoss, la actriz que interpreta soberbiamente a la protagonista de Phoenix, nos permite entrever con un golpe magistral en que se fusionan forma y contenido, que el amor en situaciones límite pone a prueba nuestra humanidad más incierta. Una carga dramática apuntalada paso a paso, que hace eclosión en un grande finale. Y de este modo, el filme mismo se convierte en un ave Fénix que remonta sublime y obliga a la revisión plagada de asombros y reconocimientos. Así, hablándonos quedo, susurrando apenas, sobreviene la epifanía del arte verdadero, tan cercano a las iluminaciones de la vida misma.

 

Ana V. Clavel es escritora e investigadora. Ha obtenido diversos reconocimientos como el Premio Nacional de Cuento Gilberto Owen 1991 por su obra Amorosos de Atar y el Premio de Novela Corta Juan Rulfo 2005 de Radio Francia Internacional, por su obra Las violetas son flores del deseo (2007).  Es autora de Territorio Lolita, Ensayo sobre las ninfas (2017), El amor es hambre (2015), El dibujante de sombras (2009) y Las ninfas a veces sonríen (2013), entre otros. Su Twitter es @anaclavel99

 

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Posted: July 4, 2022 at 8:00 pm

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