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Premios, traducciones, pretextos y juicios mediáticos
COLUMN/COLUMNA

Premios, traducciones, pretextos y juicios mediáticos

Gerardo Cárdenas

A mí (no sé a usted) me gustó mucho la película The Wife (2017), donde el ficticio ganador del Nobel de Literatura resulta ser un fraude: quien realmente escribió las obras que le merecieron el premio resultó ser su esposa. El escritor termina siendo retratado como un patético mequetrefe, infiel, soberbio y egocéntrico.

Más allá de la anécdota de la cinta, que vale mucho la pena ver por las soberbias actuaciones de Glenn Close y Jonathan Pryce, está la constante polémica en torno al Nobel. Nadie queda nunca satisfecho con quien gana el Premio, y la existencia del mismo tuvo recientes cuestionamientos por temas de acoso sexual.

En 2020, la ganadora es la poeta estadounidense Louise Glück. Gran autora, pero poco conocida fuera del entorno poético en lengua inglesa. Eso no le quita mérito, pero se agrega a la perenne acusación contra la Academia de favorecer muchas veces a autores oscuros, o ceder a presiones políticas y/o mediáticas.

Al parecer, poco impacto iba a tener la concesión del premio a Glück, hasta que apareció inesperadamente el tema de sus traducciones al español. La editorial Pre-Textos, de Barcelona, es la única que ha dado a conocer a la estadounidense en nuestra lengua.

La noticia comenzó a difundirse rápidamente en medios y redes sociales, acusando al agente de Glück, el británico Andrew Wylie, poderoso, temido y conocido como El Chacal, de querer negociar con otras editoriales, a espaldas de Pre-Textos, los derechos de traducción de la poeta al castellano.

Escritores y editores se pusieron inmediatamente del lado de la editorial, con una carta firmada por muchos. Raro en un tema editorial o literario, y mucho más raro en algo que tenga que ver con poesía, el asunto logró un impacto creciente en el ámbito digital y mediático.

No tardó en responder Wylie, lo hizo mediante una entrevista con el diario El País. Fue contundente al decir que ha habido compromisos incumplidos por parte de la editorial, incluyendo la renovación de contratos para la publicación de la obra de Glück. Acusó a Pre-Textos de dejar sin respuesta mensajes a ese respecto, de no pagar por la publicación de dos poemarios, de no enviar a la autora copia de sus libros traducidos y, además, de no hacer un esfuerzo por vender mejor la obra de la misma. Wylie, al final, defiende su derecho como agente, y el derecho de la autora a colocar su trabajo con quien mejor lo pueda mover en el mercado.

Preocupa la respuesta de la editorial a lo dicho por Wylie: reconoce retrasos en facturas, reconoce que no respondió a comunicaciones del agente, reconoce que no se le enviaron ejemplares a la autora. Es decir, no todo es tan diáfano como parecía, si de lo que se trataba el mensaje de Pre-Textos era de poner los reflectores encima de Wylie. Y de Glück.

No sé quién tenga la razón, porque no se han difundido documentos que permitan un análisis más frío. Sé que hay dos partes enfrentadas, que se acusan, y que no se estarían acusando si Glück no hubiese ganado el Nobel. Triste realidad: sin el Premio, ella sería simplemente una gran poeta que nadie conoce porque la poesía no se vende bien, y las traducciones poéticas menos.

Más triste aún: la concesión del Nobel convirtió a una importante poeta en un commodity, una mercancía que ahora sí, a ojos de su agente y al menos de la editorial que la publica en español, vale más allá de su nombre.

Hay una lección adicional. Muchos, en el ámbito literario, reaccionaron al puro reflejo y acusaron a Wylie e inclusive a la poeta (ya sé que El Chacal es temible, pero ése no es el punto) sin tener otra evidencia que las declaraciones de la editorial y una carta con firmas. Vivimos en la época del dedo acusador magnificado por los medios electrónicos y las redes sociales. Basta que alguien apunte, para que todos abramos fuego, y sólo mucho después nos dediquemos a buscar razones y contextos.

Si se han tomado la molestia de leer a Glück, encontrarán en ella una poesía sutil, que sugiere y susurra. Le encuentro muchos paralelismos con Wyslawa Szymborska, pero aún la polaca (también Nobel) es más directa en sus versos que la estadounidense.

Glück merece, desde mucho antes que el Nobel, más lectores. En algo coincido con Wylie: si la vas a traducir y publicar, haz más (mucho más) por difundirla. Soy ingenuo: pretendo que se haga un mayor esfuerzo en leer, y que nos olvidemos de acusar y prejuzgar.

 

*Imagen de Esther Dyson.

Gerardo Cárdenas (México, 1962) es escritor, periodista, estratega de comunicación y promotor cultural. Su más reciente título es la colección de relatos Correr es de cobardes, que publica Abismos Editorial.

 

 

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Posted: November 24, 2020 at 7:51 pm

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