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Víctor Rodríguez: Realismo conceptual

Víctor Rodríguez: Realismo conceptual

Tanya Huntington

Respresentar es una necesidad humana

CONVERSACIÓN CON VÍCTOR RODRÍGUEZ

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Tanya Huntington Hyde: ¿Qué tienes proyectado para los diez años siguientes?

Víctor Rodríguez: No tengo planes tan a largo plazo, ¡espero poder seguir trabajando! Estoy terminando dos exhibiciones para galerías en California. Tengo otros proyectos más para 2011 y ya. ¿Tú haces planes tan a largo plazo? ¿2020?

THH: A mí el 2020 me remite a la visión perfecta, de la cual carezco porque soy astigmática. Tal vez por eso me gustan las distorsiones: hoy estaba contemplando la anamorfosis en aquel cuadro de Holbein, Los embajadores. En fi n… ¿No eres un poco joven para haber tenido ya una retrospectiva en el MARCO?

VR: Los Embajadores es buenísimo, hoy no podemos imaginar cómo se veía en el momento que fue hecho porque tenemos una cultura visual completamente diferente, pero el cráneo ha de haber sido como el Avatar de entonces. Lo de MARCO me sorprendió primero a mí, que nunca he sido un participante activo de ninguna comunidad artística, y menos aún en México. Creo que quedó bien, y sentó un precedente. En el periódico la noticia fue: “Regresa la pintura a MARCO”. Las exhibiciones anteriores fueron Anthony Gromley, coches BMW intervenidos, Betsabée Romero y Pixar, que rompió todos los records de asistencia. Nemo y Monsters Inc. es un acto difícil de seguir.

THH: Allí mencionas algo interesante: la supuesta muerte de la pintura, y en particular la figurativa. Me parece que desde hace años ha sido una muerte anunciada que no sucede…

VR: Es un tema súper trillado. La pintura es una actividad que se enriquece con los elementos de su época, en mi caso la fotografía, la edición digital, etc., pero representar es una necesidad básica humana. En los diálogos de Platón están en contra de la escritura, porque amenaza desplazar a la memoria. En mi generación, eso sí, hay pocos pintores; pero al haberse agotado la novedad de los medios y la tecnología, están dedicándose ahora más a los cuadros. ¡Ya veremos!

THH: Ya veremos indeed, aunque tener memoria ayuda a la hora de crear algo nuevo –de hecho, la tuya es una obra muy memoriosa, llena de referencias a tu canon artístico personal y también a tu mundo íntimo–. Creo que eso se le escapa a la crítica a veces –los referentes que varían desde LaTour hasta tu hija– dado que la técnica que empleas es, precisamente, tan actualizada.

VR: Estoy de acuerdo y creo saber por qué sucede esto. No solo el lenguaje pictórico los remite a la publicidad o la ilustración (lo que ya es un problema pues lo “bonito” o “bien hecho” no es muy chic en general). Además y dado que una de las herramientas que utilizo es el aerógrafo, no pueden evitar asociarla con su uso comercial y chaquetón en camisetas y placas stencileadas, así como su empleo en ilustraciones de discos ochenteros como los de Scorpions o Yes. Pero como bien dices, he sido durante casi 20 años muy constante y claro en lo que he hecho: el lenguaje, el asunto formal, es universal; pero es sólo para distribuir mejor las ideas. Por otro lado –como le consta y así lo ha dicho my man Damien Hirst– no es fácil hacer cuadros “realistas”. Yo creo que los hago por la misma razón que Mick Jagger se tira a las modelos: porque puedo.

THH: Creo que el error estriba en confundir lo bien terminado con lo estéril. Yo encuentro tu obra conceptual, mientras que el dizque arte conceptual me resulta más bien ocurrente. Claro, hay cosas bien hechas dentro de esta tendencia, no la estoy descalificando, pero sabes a lo que me refiero: incluso cuando algo me gusta, me encuentro pensando “qué buen chiste”, en lugar de “qué buen arte”. También me cae mal eso de tomarse demasiado en serio como artistas. Tus autorretratos siempre se burlan de eso, ¿no?

VR: Es que no hay peor cosa que ser pretencioso. Hubo una época en que (ahora me doy cuenta) quería ser “chistoso”, pero la fecha de caducidad de esos intentos se mide en minutos. Era la juventud. Tampoco quiero sonar como “Yo vs. los demás”. El punto es que hay buenas y malas cosas, no importa cómo o con qué las hagas. Por ejemplo: creo que Gabriel Orozco es un excelente artista y, además, me gusta mucho lo que hace. Muchos de sus jóvenes imitadores no me laten tanto. La infl uencia que ha provocado Orozco en los últimos 15 años es inmensa. Por su parte, muchos jóvenes pintores “neorrealistas” me parecen horrendos, mutaciones genéticas monstruosas de Arturo Rivera o Rafael Cauduro.

THH: Ahora que mencionas a otros artistas mexicanos, querría tocar contigo otro asunto: la ausencia de “mexicaneidad” en lo que haces. Trabajando aquí, me encuentro con que si no es “Mexican for export” en alguna medida, las galerías no lo tocan. ¿Mudarte a Nueva York en los años noventa te liberó de esas exigencias de mercado, o más bien te enfrentó con otras?

VR: Depende del escenario. En cierto contexto puede no ser importante en absoluto –Ivan Karp no sabía ni mi nombre cuando me ofreció una exhibición en su galería–, pero si te pones bajo el paraguas de “arte latinoamericano”, entonces sí conviene aplicarlo. Actualmente mi trabajo está incluido en una exposición que se llama Latinas! en el Nassau County Museum of Art. Para mi sorpresa, junto con Fridas y todo eso. Además de que es responsabilidad nuestra seguir reinventando la “mexicanidad”, la forma más fácil es la revisión nostálgica (Tintán, el Santo, Luismi con los boleros.) Creo otra vez que Gabriel Orozco le ha dado al clavo en este sentido.

THH: Tengo que concluir porque hasta las entrevistas tienen sus límites –y el mío es de mil palabras. El valor de una sola imagen…, al menos que haya inflación.

TanyaHuntingtonTanya Huntington is a contributing writer at Literal. Follow her on Twitter at @TanyaHuntington.


Posted: April 20, 2012 at 7:29 pm

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