Interview
Yo sólo escribiría obras maestras…

Yo sólo escribiría obras maestras…

Guillermo Arriaga

El Cinema Arts Festival de Houston (a cargo de Richard Herskowitz) organizó recientemente un amplio programa de actividades que, junto con la proyección de películas, documentales y música en vivo, incluyó la participación de algunas celebridades del cine. Entre ellas encontramos al mexicano Guillermo Arriaga, invitado a la mesa “Writing for Page and the Screen” y, asimismo, para hablar del guión Los tres entierros de Melquiades Estrada, cinta de Tommy Lee Jones. Reconocido unánimemente por Amores perros, 21 gramos y Babel, Guillermo Arriaga se considera a sí mismo y sobre todo como un narrador, alguien que indistintamente se expresa mediante el cuento, la novela o el guión cinematográfi co. En 2006 publicó Night Buffalo (Búfalo de la noche), editado por Atria Books.

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José Antonio Simón: Muchos autores mexicanos, entre ellos tú, han tratado el tema de la frontera. En el Baker Institute de la Universidad Rice describiste a la nación como un concepto compartido por millones de personas. Bajo ese contexto, ¿qué es una frontera para ti?

Guillermo Arriaga: Es un límite imaginario. Éstas nunca han sido defi nitivas en ningún lugar. Si lo fueran, Texas ahora sería parte de México. Las fronteras son parte de ese imaginario que los seres humanos construyen a su alrededor. Hay fronteras que son transformadas y actualizadas por el imaginario colectivo y hay líneas fronterizas que se convierten en fronteras culturales. Por consiguiente, éstas son el espacio imaginario que comparten dos conceptos de nación, que históricamente han decidido construir un límite, aunque no signifi ca que este límite sea real. Hay tal intercambio entre un país y otro que la frontera se convierte en un territorio común. 200 kms para allá y acá es un área común

J. A. S.: ¿Casi como una nueva nación?

G. A.: Más que una nueva nación, un territorio cultural. Porque nación implica un concepto mucho más sofi sticado, pero sí un territorio cultural. En todo ese terreno se ha creado una franja cultural.

J. A. S.: Después de ver tus películas, se observa que la condición humana es un elemento importante en tus historias. ¿Podrías abordar el tema dentro del contexto del internet o las redes sociales? Es decir, cómo defi nirías la condición humana vs. Twitter, Facebook, MySpace, etcétera.

G. A.: En 1981 yo era coordinador de la carrera de comunicación en la Universidad Iberoamericana y decidí construir una especialidad llamada “Políticas de comunicación”, que años después fue la primera en abordar el tema de internet, los satélites, etc., porque me parecía interesante estudiar ese fenómeno. Una amiga mía, experta en telecomunicaciones, Carla Gómez Mont, decía que éstas eran sólo herramientas, y la verdad es que son más que eso. Trastornan y trastocan profundamente la forma en que nos relacionamos los unos con los otros. La nueva tecnología es una forma de vivir. Ahora lo veo: estoy completa y constantemente inmerso en mi teléfono celular. Lo que ha sucedido no es tanto la superfi cialización de las comunicaciones; simplemente se han hecho más frías porque los muchachos, en vez de optar por el contacto, están chateando. Los video juegos son introvertidos. Si juegas con un playstation estás volcado en ti, ya no se juega futbol en la calle como en mi generación. Pero eso no le otorga a las nuevas tecnologías las características de lo superfi cial.

J. A. S.: Y con ello una nueva cultura y una nueva expresión de la condición humana.

G. A.: Sí. Una nueva cultura y una nueva expresión de la condición humana que no podemos catalogar como banal o profunda, simplemente distinta.

J. A. S.: En tu trabajo el número tres tiene una fuerte presencia ¿Qué simboliza para ti?

G. A.: Ya voy mejorando, ya me inclino por el numero cuatro. En Babel son cuatro historias y en Burning Plain también. A lo mejor después viene el 5…

Mi generación creció con una influencia muy profunda del marxismo, y éste tuvo una influencia muy fuerte de Hegel, quien desarrolló la ecuación tesis-antítesis-síntesis. Eso es importante porque un latinoamericano de mi edad, de alguna manera y en algún momento de su vida, tuvo que ver al marxismo y a Hegel. Especialmente los que estudiaron en una escuela hondamente laica como en la que yo me eduqué

J. A. S.: ¿Entonces tu obra es una referencia a esa estructura?

G. A.: Se trata de una alusión casi inconsciente a las estructuras hegelianas. De hecho, el número tres está casi entretejido dentro del ADN del ser humano. Hay una constante referencia a ese número. Las corridas de toros también están dividas en tercios…

J. A. S.: La santa Trinidad…

G. A.: El teatro esta construido básicamente en tres actos. El tres tiene fuerza, pero yo ya superé el 3 y estoy en 4. Repito: Burning Plain y Babel tienen 4 historias.

J. A. S.: Felicidades…

G. A.: Gracias (risas). En cuanto a estas historias no lineales, mi intención es la de explorar formas narrativas y tratar de que el cine adquiera una calidad literaria. Todas las películas que he escrito tienen una estructura distinta. Ahora escribí un par de historias lineales para que no crean que estoy limitado. Quiero mostrar que así como ya trascendí al número 4 también puedo escribir linealmente (risas).

J. A. S.: Es interesante la metáfora que usas cuando describes tu proceso creativo: lo comparas con una fruta que va madurando y, cuando acaba de crecer, hay que cortarla porque si no envenena. ¿Qué sucede cuando esa fruta falla?

G. A.: No me ha fallado hasta el momento en el sentido de que no se me han acabado las historias. Pero lo que he dicho siempre es que no tienes voluntad sobre tu trabajo. Si hubiera voluntad, yo escribiría obras maestras solamente, o Best Sellers que me sacaran de pobre. Ni Dan Brown sabe cómo escribir Best Sellers y nadie sabe cómo escribir una obra maestra. Tú, muy rudimentariamente, escribes una historia con la esperanza de que te vaya bien; pero no tienes dominio sobre eso. Ejerces cierto control sobre el acto de escribir, tratas de cultivar el mayor rigor, pero el resultado es completamente aleatorio. ¿Cuándo se iba a imaginar esta muchacha mormona, Stephenie Meyer, que Twilight se convertiría en el monstruo que es? Cuando lo pienso creo que García Márquez nunca se imaginó que su obra le iba a dar el Nóbel. Es como el futbol. Estas tirando a tres cuartos de cancha con la esperanza de meter gol. Estás lejísimos y quién sabe si llegue. Tú tiras con la esperanza, pero de aquí a que metas gol… es muy distinto.

J. A. S.: Una última pregunta de rigor… ¿Qué proyectos tienes para el futuro?

G. A.: En febrero filmo un cortometraje que tiene que ver con la Revolución Mexicana. Es un proyecto que funcionará para hacer cortos en torno del Bicentenario. Además, pienso alternar mi tiempo entre novelas y películas.


Posted: April 19, 2012 at 6:09 pm

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