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Una entrevista como un ensayo

Una entrevista como un ensayo

Tanya Huntington

Valeria Tentoni: El color Favorito (Gris Tormenta, 2023).

Comencemos con una pregunta que está implícita en la portada de este libro: ¿cuál es su color favorito? Porque como dice la letra chica de esta misma portada, se trata de “un ensayo personal sobre las entrevistas literarias y el poder de las preguntas —y una historia sobre el hallazgo de un maestro de escritura”.

La entrevista forma una parte tan íntegra de nuestras vidas como consumidores asiduos de revistas, periódicos, programas de televisión y de radio y videos en la red, que me cuesta creer que no nos ha acompañado siempre. La letra escrita lleva alrededor de cinco mil años entre nosotros; la entrevista publicada en la prensa, en cambio, lleva mucho menos. Al parecer, surgió como género por allí del año 1860 en los Estados Unidos como un invento de Horace Greeley, fundador y editor del New York Tribune; fue criticado ampliamente de inmediato por otras culturas como una bajeza periodística: la llamaban “aquella Inquisición americana”. Ahora que he investigado un poco sobre el tema, me sorprende que hasta hace un siglo, todavía era mal visto que un reportero llevara un cuaderno o que tomara notas, al parecer; se esperaba que se acordaría del intercambio de manera fidedigna al día siguiente.

Obviamente, todo aquello ha cambiado para bien. La entrevista se ha normalizado y el uso incluso de una grabadora se ha vuelto un procedimiento estándar para poder así constatar la veracidad de la información recaudada. Aunque eso no asegura, créanme ustedes, que sea fidedigna. Incluso con los mejores instrumentos tecnológicos, las entrevistas pueden resultar terriblemente fallidas.

Por cierto, creo que una de mis anécdotas favoritas sobre una entrevista fallida fue de un amigo reportero que trabajaba en la radio en los años 90. Obtuvo, sin saberlo en el momento, lo que sería la última entrevista con cierto candidato presidencial. Después de enterarse del asesinato en Lomas Taurinas, le tocó un solo golpe de adrenalina antes de darse cuenta de que la cinta se había dañado y que no tenía nada grabado. Y claro, como ya no era el siglo XIX, no podía aplicar el recurso aquel de acordarse de la conversación y publicar la entrevista al día siguiente. Esta anécdota me resulta interesante porque lo sabroso del asunto no es lo que pasó del lado no de la fuente, o del sujeto entrevistado, sino del reportero: en un descuido, mi amigo había perdido la exclusiva más importante de su carrera profesional. (Por cierto, también hay en estas páginas una anécdota sobre una entrevista que no se grabó, pero no quiero incurrir en spoilers.)

De hecho, no hay que juzgar un libro por la portada, incluso cuando está tan bellamente editado como éste lo ha sido por el dúo dinámico detrás de la editorial Gris Tormenta, Jacobo Zanella y Mauricio Sánchez, y prologado de manera conmovedora por Daniel Saldaña Paris. A pesar del tema que anuncia, El color favorito no es una entrevista literaria, sino más bien un ensayo personal que captó mi interés desde el principio, sobretodo por la perspectiva que elige: la de la entrevistadora, justamente, esa figura que suele permanecer en la penumbra de un cuasi anonimato. Es más, a lo largo del libro la entrevistadora, Valeria Tentoni, describe personas, artefactos y sucesos de gran importancia para su ensayo personal. Y cito: un pianista de príncipes, un músico, pintor y poeta, un libro abierto y citado en la Biblioteca Nacional, una entrevista que no se grabó, una amiga que le presta un libro titulado Matando enanos a garrotazos, los autores de una entrevista que la autora leyó demasiado tarde, una poeta mayor, una entrevistada en un jardín botánico, un amigo que la acompañó a una librería, una escritora y discípula que empuja al maestro y, finalmente, un maestro. Pero allí está el detalle: ninguno de los personajes de este elenco se identificará hasta la última página del libro. Al menos que no soporten ustedes, sus futuros lectores, el suspenso, tendrán que mantener su enfoque justo donde Tentoni lo quiere: en la figura de una entrevistadora que es al principio muy poco profesional y que a lo largo de estas páginas (nada autocomplacientes, por fortuna) va adquiriendo lo que llamamos callo en los medios.

Lo cual me maravilla, francamente, porque es un muy buen truco. Se supone que la entrevista es un retrato, una semblanza de la persona entrevistada creada a partir del diálogo. Y sin embargo, Tentoni logra mantener el interés morboso que corresponde a este género sin revelar hasta la última página lo que trae en la manga: las identidades de los retratados.

Parece acto de magia. Lo cual no carece de cierta ironía, porque según lo que cuenta ella misma aquí, a los siete años responde avant la lettre a la pregunta —lanzada por una señorita que dictaba cuestionarios de comprensión lectora— ¿te gustaría ser maga?  “No, porque voy a ser escritora”. (34)

Por lo mismo, me parece que en realidad El color favorito no es nada más un ensayo sobre realizar entrevistas, sino también un ensayo sobre cómo llegó Tentoni a ser lo que es ahora: una escritora. Como hemos establecido, ella sabe desde la infancia cuál es su vocación, pero reconoce a la vez sus propias limitaciones, comparando sus preguntas en un principio con la figura de la medusa que se abre, se cierre (sus lectores se darán cuenta de que la autora tiene una cierta predilección por las metáforas subacuáticas). Concluye después que más bien “la pregunta es una linterna de luz impropia, una luna antes que un sol” (33). Y se imagina que el mejor camino para lograr captar esa luz sería haciendo las preguntas correctas a las personas correctas: es decir, haciendo entrevistas. O como ella lo describe, entablando conversaciones “como una enamorada”. (41) Más adelante, confesará que va a la entrevista “a robar” (46): con segundas intenciones, pues.

Yo misma he descubierto que una gran manera de visitar un lugar y hablar con extraños es con la advertencia de que soy escritora y que, por lo tanto, me interesa lo que tienen que decir —además, me permite hacer preguntas más allá de los intereses básicos del viajero, que se limitan los horarios y las comidas y los alojamientos. Pero lo que motiva a Tentoni no es meramente una curiosidad ociosa, sino un afán prometeico. Lo que quiere es robar ni más ni menos que el fuego de estas figuras. Busca la flama que los hace artistas para así, volverse ella misma como ellos: una escritora. O aún mejor, un genio, como el que llegará a ser su gran maestro y cuya identidad no revelaré aquí (lean el libro). Tentoni no procede como una heroína intrépida, con la espada desenvainada, sino a tientas. Es un talón de Aquiles que su propio apellido, Tentoni, trae en la etimología, según ella misma reconoce. Se pregunta en estas páginas si la entrevista no será una manera de aprender a escribir, y parece contestarse a sí misma que sí, en efecto, porque lo que ha aprendido es que “con el entusiasmo no alcanzaba. Que con la voluntad no alcanzaba. Que la escritura no era un don, una ventaja natural, un regalo del cielo, un larguísimo día de suerte”. (37)

Yo he realizado entrevistas sinfín, principalmente para la radio y la televisión públicas cuando trabajaba para programas como Lo Sonado en el IMER o ReVerso en el Canal 22. Así que para mí, el libro de Tentoni es particularmente disfrutable. Como entrevistadora, he usado guías como el así llamado cuestionario de Proust y también he improvisado, siempre con el intento de aumentar la empatía y reducir el miedo natural del sujeto entrevistado al micrófono, a la cámara. Nada que ver con esa “Inquisición americana”. Nunca he recurrido, sin embargo, a la pregunta que le da a el título a este ensayo: la del color favorito, justamente.

Y por cierto, tampoco me la han preguntado cuando me han entrevistado a mí. Pero por si andaban con la duda: es el negro, justamente porque en él se encierran todos los demás colores. Como la bolsa que lleva Valeria Tentoni donde “se bambolean” las palabras mientras camina. (100) Como ese “color negro sueño” que inventa o distingue su maestro, a quien no nombraré aquí (lean el libro.)

Una versión de esta columna se leyó en la presentación del libro que tuvo lugar en la FILU de Xalapa, Veracruz el 12 de mayo de 2023.

Huntington is the author of Martín Luis Guzmán: Entre el águila y la serpienteA Dozen Sonnets for Different Lovers,  and Return. Her most recent book is Solastalgia (Almadía / UAA, 2018). She is Managing Editor of Literal. Her Twitter is @Tanya Huntington

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Posted: June 5, 2023 at 11:34 pm

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