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Feminismo bastardo: la voz única de María Galindo
COLUMN/COLUMNA

Feminismo bastardo: la voz única de María Galindo

Socorro Venegas

El feminismo no tiene que ser solo un proyecto de derechos para las mujeres. ¿Cómo lograr que no sea tan fácil dar marcha atrás en “derechos ganados” con leyes como la del aborto en Estados Unidos; con esas mujeres y niñas que en Irán han perdido el derecho a la educación?

 

“No tengo razón ni consuelo, por eso no tengo miedo”.
Kumbia Queers

En la pasada edición de la FIL Guadalajara participé en la presentación de uno de los libros más emotivos y elocuentes que he leído en años recientes. Su autora, la escritora y activista boliviana María Galindo, pidió que su semblanza fuera leída sin cambiarle nada, extraigo solo algunas líneas:

1.- Proceso por el delito de ACTOS OBSCENOS durante el gobierno de Sánchez de Lozada por pintar penes verdaderos de colores a medio día en plaza pública. 2002

2.- Proceso por el delito de Atentado a la riqueza Nacional y daño a bienes del estado por el graffiti: FISCALÍA RIMA CON PORQUERÍA. 2013

3.- Expulsada como columnista del periódico Pag siete por denunciar de forma primicial las reuniones a puerta cerrada y de espaldas a la sociedad en la Universidad Católica donde se decidía sin la gente el destino del país. 2019

Para hablar, María subió a la mesa: sí, primero a una silla, que fue una especie de escalón, y luego a la mesa, donde se tiñó la piel con pintura roja. Sus palabras nos iban a incendiar a todas en esa sala. Me pregunté, mirando a las personas del público, qué expectativas estaría generando esa apuesta performática, qué les diría el título de este libro, que apenas al abrirlo nos lleva a la excelente presentación de Paul Preciado: aquí no vamos a encontrar un estudio académico. No hay reivindicación de los derechos feministas ni ideología. Aquí hay utopía y ética.

Un pensamiento central de María es que el feminismo no tiene que ser solo un proyecto de derechos para las mujeres. ¿Cómo lograr que no sea tan fácil dar marcha atrás en “derechos ganados” con leyes como la del aborto en Estados Unidos; con esas mujeres y niñas que en Irán han perdido el derecho a la educación, esos retrocesos?

María nos propone un pacto ético, no ideológico. Esta es su voz, en una entrevista donde explica su postura:

“Yo hablo mucho de un feminismo intuitivo, que no es un feminismo que te nace porque te enseñaron feminismo, que nace de la ruptura de los mandatos que cargó tu madre, que nace de leer el cuerpo de ella, que nace de leer la calle, te nace de leer la indignación que sientes ante el feminicidio. Hay un feminismo intuitivo en estas tierras muy potente que nace de las intuiciones y de las lecturas irreverentes de este momento histórico desde diferentes sectores de mujeres. El feminismo es la lucha por la despatriarcalización de las sociedades en las que vivimos, que es absolutamente urgente. Yo lo entiendo así: como una lucha por la despatriarcalización de la sociedad, que en sí funciona como utopía”.

En la utopía el horizonte es inmenso y se trabaja día a día. Ahí no hay victoria, desde ahí se sabe que “ganar” será una falacia siempre o mientras el mundo en que vivimos sea patriarcal y siga activando todas sus estrategias de sometimiento, de domesticación.

María habla por todas esas mujeres indígenas para las que no hubo una rama de algún feminismo que las incluyera; ninguna de sus olas las alcanzó. No había, parafraseándola, lucha social que las contuviera ni las reconociera. Para sobrevivir se subordinaron –y aun hoy deben hacerlo, por eso están en riesgo de extinción las lenguas indígenas– a la idea del mestizaje blanqueador, que le pone una pátina muy bonita al racismo que sigue habitando en el corazón de la sociedad mexicana. Por eso uno de los aspectos más relevantes de este libro es precisamente cómo desmonta el significado del mestizaje, que puede representar, en palabras de María, “la autorización (o incluso podríamos decir el mandato) de violar a la india. (…) el resultado de esta violencia sexual originaria no es el mestizaje, sino el bastardismo (…) la mezcla no fue libre y horizontal, no fue un proceso espontáneo, sino la imposición violenta y clandestina del poder colonial sobre el cuerpo de las mujeres”.

Aun hoy vemos cómo se sigue romantizando esa violencia, con la supuesta historia de amor entre La Malinche y Hernán Cortés, por ejemplo. En Madrid se estrenó hace poco un musical de Nacho Cano con la versión edulcorada de lo que, siguiendo el pensamiento de María, en realidad es una historia de violación y bastardía, pero que se anuncia como “una celebración del encuentro entre dos pueblos y sus culturas”. María también va a cuestionar el concepto de interculturalidad. Cómo no seguirla en su reclamo urgente para descolonizarnos “como un hecho que pasa por nuestros cuerpos y nuestra sexualidad”.

En realidad lo que las páginas de Galindo proponen es que sepamos deshacernos de muchas ideas preconcebidas. Por eso nos lleva a analizar qué es el empoderamiento, esa noción que se vende tan bien. Ella va en otra dirección: “frente al poder no te empoderas, te rebelas”, nos dice. Su voz es la de alguien que desentona, que se sale del coro por deliberación propia. Tiene algo distinto para decirnos. “Escribo para incendiar. Escribo como quien grita, como quien bloquea con piedras el camino, como quien rompe una camisa de fuerza, como quien escribe su epitafio, como quien escribe un telegrama urgente con una noticia inesperada”. María Galindo escribe al límite, es donde nos quiere. Allí donde nos vamos al diablo o sucede la transformación que propone: “El feminismo no es un proyecto de derechos para las mujeres, es un proyecto de transformación social”.

Como editora me importa mucho decir lo maravilloso que es encontrar un texto indispensable, único. Por eso felicito y agradezco el trabajo de Mantis, editorial boliviana de Magela Baudoin, Giovanna Rivero y Mariana Ríos; y de Canal Press, dirigida por Cristina Rivera-Garza y el programa de doctorado y escritura creativa de la Universidad de Houston.

Termino con una declaración de principios de María. Escuchémosla especialmente ahora, sobre todo ahora, en el umbral del 8M:

“Me reivindico bastarda; impugno simultáneamente los cimientos del universo indígena ancestral como cimientos intactos, y el negacionismo de la vigencia de las múltiples raíces indígenas; yo habito esa contradicción (…) Como bastarda, me rebelo ante los mandatos culturales y sexuales, supuestamente ancestrales, que no son más que catecismo colonial impuesto ”.

 

Socorro Venegas es escritora y editora. Ha publicado el libro de cuentos La memoria donde ardía (Páginas de Espuma, 2019),  las novelas Vestido de novia (Tusquets, 2014) y La noche será negra y blanca (Era, 2009); los libros de cuentos Todas las islas (UABJO, 2003), La muerte más blanca (ICM, 2000) y La risa de las azucenas(Fondo Editorial Tierra Adentro, 1997 y 2002).  Ha recibido el Premio Nacional de Cuento “Benemérito de América”, Premio Nacional de Novela Ópera Prima “Carlos Fuentes”, Premio al Fomento de la Lectura de la Feria del Libro de León.  Es directora general de Publicaciones y Fomento Editorial de la UNAM. Su Twitter es @SocorroVenegas

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Posted: March 7, 2023 at 9:47 pm

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